La Guerra de los Siete Años (1756-1763)
Un nuevo
tema, esta vez sobre un conflicto que sumió a Europa en una guerra total,
ampliando los escenarios del conflicto además de a Europa, a India y América
del Norte. Una contienda que cambió las fronteras de muchos estados y se
replantearon nuevas políticas.
LA GUERRA DE LOS SIETE AÑOS (1756-1763):
La Guerra de los Siete Años (1756-1763) se produce, entre otras cosas,
debido al deseo de Austria de controlar Silesia (región de Polonia) y sobretodo
por las rivalidades coloniales entre Inglaterra y Francia en Norteamérica.
La reversión de alianzas domina la política europea después de la Paz de
Aquisgrán y se materializa en la "revolución diplomática" de 1756.
Inglaterra quería en el continente la garantía para Hannover, por lo que firma
una convención con Rusia (1755) por la que a cambio de ayuda financiera, Rusia
invadiría Prusia oriental, en caso de guerra prusiano-inglesa. Federico II de
Prusia buscaba la renovación de la alianza con Francia, pero al conocer el tratado
anglo-ruso, cambia de orientación y por el Tratado de Westmister garantiza
Hannover a cambio de la garantía de Prusia frente a Rusia. Este tratado
convierte en necesidad para Francia la alianza defensiva. Por su parte, la
zarina Isabel, al conocer el Tratado de Westmister, estrecha lazos con Austria
contra Prusia.
La inversión de alianzas impresionó a Europa, pues ponía fin a la rivalidad
secular entre Austria y Francia, pero fue en Turquía donde más vivamente
impresionó, ya que se consideró en peligro la amistad con Francia, máxime al
comprobar que a la alianza con Austria le seguía el acercamiento a Rusia
(1576), inquietud que aprovecha Prusia para aproximarse a Turquía y firmar un
tratado de amistad con el Imperio Otomano (1761).
La crisis bélica estalla en 1757 es en principio una continuación de la de
la Pragmática Sanción de 1713, pero en realidad, se trata de dos guerras
simultáneas: entre Francia e Inglaterra en el mar, en las colonias y en
Alemania del oeste; y entre Prusia y la coalición de sus enemigos en Alemania
del este. En la India y en América del Norte los incidentes franco-ingleses
menudeaban con ventaja más bien de Inglaterra, que en Europa pierde Menorca.
Federico II ataca bruscamente venciendo a los Sajones en Pirna y rechaza a los
austriacos, pero la campaña no consigue otra cosa que la ruptura con Francia
(que en el Segundo Tratado de Versalles en 1757 convierte en ofensiva su
alianza defensiva con Austria), la solidaridad del Imperio en su contra (que en
la dieta veta la formación de contingentes reglamentarios) y que Suecia
prometiera su apoyo a la coalición. Prusia, en cambio, sólo recibió dinero de
Inglaterra, cuyo planteamiento en el continente se limitaba a la defensa de
Hannover y a cierta cobertura renana. Hannover fue invadido por los franceses
que vencen a los ingleses en Closterseven, pero Federico II los derrota en
Crefeld y los rechaza hacia el Rhin.
Entre 1757 y 1763 se suceden seis campañas en Alemania oriental. La más
movida fue la de 1757: los austriacos, franceses, suecos y rusos convergen
sobre Prusia, cuyo rey derrota a los franco-austriacos en Rossbach; luego se
dirige a Silesia y vence a Carlos de Lorena en Leuthen. En los años siguientes
la situación se aclara al limitarse los franceses a actuar en el oeste y al no
entrañar peligro el ejército de los círculos imperiales y el sueco. A Federico
II sólo le preocupan los rusos (a los que vence en Zorndorf en 1758), y a los
austriacos (que le derrotan en Hochkirck): los tres se enfrentan en Kunersdorf,
la batalla más dura de la guerra, y el prusiano sale vencido.
Mientras proseguía la guerra franco-británica, los intentos negociadores no
dieron resultado. España vuelve a la alianza francesa (Tercer Pacto de Familia
en 1761), pero a la muerte de la zarina Isabel sin descendencia directa, le
sucede Pedro de Holstein, admirador de Federico II con quien hace la paz en
1762 y abandona los territorios conquistados. Acto seguido el prusiano hace la
paz con Suecia que le devuelve la Pomerania. Catalina II, esposa del zar Pedro,
lo depone y proclama la neutralidad de su imperio. Prusianos y austriacos
quedaron solos. Federico II los había vencido en Berkersdorf (1761), pero
privado de los subsidios ingleses no tiene más remedio que pactar: La Paz de
Hubersburgo (1763) le reconocía la posesión de Silesia a cambio de su voto en
la elección imperial para José, hijo de Maria Teresa de Austria.
Por entonces, Francia e Inglaterra firmaron también la paz, que no llegó
antes porque la la obstaculizaron el advenimiento de Jorge III, la muerte de
Pitt y la entrada en guerra de España contra Portugal e Inglaterra, cuya
ofensiva en el Caribe le valen las Antillas Francesas y Cuba. Finalmente en el
Tratado de París (1763), Francia cedía a Inglaterra Nueva Francia (Canadá y sus
posesiones), conservaba los islotes de Saint-Pierre y Miquelon y el derecho de
pesca en San Lorenzo y Terranova. La Luisiana se repartía entre Inglaterra y
España, que cedía a aquella La Florida. En las Antillas, Francia conservaba
Martinico, Santa Lucía y Guadalupe., y en la India, Chardenagor, Yanaon,
Pondichery, Karihol y Mahé.
Por la Paz de París, pues, cambian de dueño extensos territorios de
ultramar, quedando Francia casi barrida de América y de la India. Por el
Tratado de Hubersburgo se restablecía la situación prebélica.
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