domingo, 26 de enero de 2014

La Restauración monárquica 1875 1898

 
Tema 9. La Restauración monárquica 1875/1898

1.- El sistema político de la restauración.

            El pronunciamiento de Martínez Campos en diciembre de 1874 bien acogido por el ejército y las fuerzas políticas conservadoras, supuso la restauración de la monarquía en la persona de Alfonso XII

            Estos esperaban que la nueva monarquía devolviera la estabilidad política y acabara con los intentos de revolución democrática y social en España.

El artífice del nuevo sistema era Cánovas del Castillo, cuyo objetivo era superar los problemas del liberalismo en las etapas anteriores (con Isabel II): el carácter partidista y excluyente de los moderados, el intervencionismo del ejército en la política y el aumento de los enfrentamientos civiles.

Para ellos se propuso:

·         Elaborar una constitución que articulara un sistema político basado en el bipartidismo.

·         Pacificar el país poniendo fin a la guerra de Cuba y al conflicto carlista

La primera medida fue la convocatoria de Cortes constituyentes  para elaborar una nueva constitución que será convocada entre por sufragio universal (aunque luego Cánovas vuelve el sufragio restrictivo)

La Constitución de 1876

  • Es una clara muestra de liberalismo doctrinario: con sufragio censitario y soberanía compartida entre el rey y las cortes.
  • Tiene un marcado carácter moderado y se inspira en los valores históricos tradicionales: monarquía, religión y propiedad.
  • Características de la monarquía:

­          Es una institución superior, incuestionable, permanente y al margen de cualquier decisión política.

­          Era un poder moderador que ejercería como árbitro de la vida política y garantizaría el buen entendimiento y la alternancia de partidos

­          La soberanía compartida daba amplios poderes al rey: derecho de veto, nombraba ministros, y tiene potestad para convocar las cortes, suspenderlas o disolverlas sin contar con el gobierno.

  • Las cortes eran bicamerales, senado y congreso
    • Congreso con carácter electivo.
    • Senado: la mitad de los senadores lo eran por derecho propio o vitalicio, lo que da opción al rey y al gobierno a nombrar directamente a los senadores.
  • No se fija el tipo de sufragio, que se legislaría más tarde, en 1878, estableciendo el voto censitario, limitado a los mayores contribuyentes.
  • Proclama la confesionalidad católica del Estado, tolerando el resto de creencias, pero sin hacer manifestación pública de las mismas.
    • Se establece un presupuesto para el culto y el clero.
  • Contiene una amplia declaración de derechos, concretadas en leyes ordinarias posteriores (pero en general se restringieron los de imprenta, expresión, asociación y reunión)

El sistema canovista: bipartidista y turno pacífico.

Se basaba en la existencia de dos partidos y la alternancia de estos en el poder. Así los dos grandes partidos, liberal y conservador accedían al poder por turno, de forma pacífica asegurando así la estabilidad institucional entre las dos posturas liberales al tiempo que se alejaba al ejercito de la vida política.

De esta forma mediante una Real Orden de 1875 la misión del ejército era defender la independencia nacional y no debía intervenir en política. Así el ejército quedaba subordinado al poder civil y se ponía fin al problema de los pronunciamientos.

El fin de los conflictos bélicos.

La restauración borbónica puso fin a las aspiraciones legitimistas de los carlistas. Además, un buen grupo de estos terminó aceptando a Alfonso XII. Al tiempo que Martínez Campos forzaba a los carlistas a rendirse en Cataluña, Aragón y Valencia, pero resisten unos pocos meses más en el País Vasco y Navarra hasta su total rendición en 1876. En febrero de ese año Carlos VII cruzaba la frontera francesa.

            La consecuencia de la derrota carlistas supuso la abolición del sistema foral por lo que los territorios vascos quedaron sujetos al pago de impuestos y al servicio militar como el resto del Estado.  (En 1878 se le adapta un concierto económico que  una le permitiría una cierta autonomía fiscal)

También se puso fin a la guerra con Cuba, la Guerra de los diez años 1868/1878 con la firma de la Paz de Zanjón que ofrecía una amplia amnistía, la abolición de la esclavitud y la promesa de reformas políticas y administrativas. Pero el incumplimiento y retraso de estas, provocó un nuevo conflicto en 1879, la Guerra Chiquita y una nueva insurrección en 1895.

 

 

2.-La vida política y la alternancia en el poder

Cánovas dirigente del partido Alfonsino, tras el regreso del rey, lo transformará en el partido Liberal-Conservador que agrupara a los partidos más conservadores (menos carlistas e integristas) y que acabó llamándose Partido Conservador.

Para su proyecto político era necesario otro partido de carácter más progresista para cuya dirección se propuso a Sagasta. Así del acuerdo entre progresistas, unionistas y algunos republicanos nace el Partido Liberal-Fusionistas, más tarde Partido Liberal.

Eran los llamados partidos dinásticos. Ambos coincidían ideológicamente en lo básico y diferían en otros aspectos.

Coincidían en defender la monarquía, la Constitución, la propiedad privada y la consolidación del Estado liberal, unitario y centralista. Sus bases sociales eran homogéneas, ya que les apoyaban las élites económicas y las clases medias acomodadas, eran partidos de minorías, de notables.

En cuanto a sus diferencias eran escasas:

Conservadores
Progresistas
Inmovilismo político
Sufragio censitario
Defienden a la iglesia y el orden social
Reformismo social progresista y laico
Sufragio universal

 

Pero entre ambos existía un acuerdo para no hacer leyes que forzara al otro partido a derogarlas cuando llegasen al poder.

El turno pacifico o la alternancia del poder tenía como objetivo asegurar la estabilidad institucional. Así cuando el partido en el gobierno se desgastaba o perdía la confianza de las Cortes, el rey llamaba al jefe de la oposición a formar gobierno. Éste convocaba elecciones a fin de conseguir un número de diputados suficientes para formar una mayoría parlamentaria que le permitiera gobernar.

El turno pacifico no se asentaba sobre el principio democrático de un gobierno emanado de la representación parlamentaria y esta del voto libre, sino que era resultado de un acuerdo previo entre los partidos dinásticos sobre cuál de ellos debía gobernar en cada momento en función de las circunstancias.

El sistema canovista se construyó sobre tres pilares

§  Una constitución limitada que instauraba la monarquía como forma de Estado incuestionable, ni las Cortes podían abolirla.

§  Un sistema político que sólo daba entrada a los dos partidos dinásticos, excluyendo y a menudo prohibiendo y persiguiendo a la oposición.

§  La alternancia en el poder, que quedaba asegurada por los constantes fraudes electorales propios del caciquismo.

 

Toda esta manipulación y fraude llevó al desencanto de buena parte de la población, por lo que el grado de abstencionismo era elevado. Esta apatía política se explica por la escasa representatividad de los partidos dinásticos, la desconfianza del electorado en las elecciones y el desinterés de la oposición en participar en el proceso electoral.

Falseamiento electoral y caciquismo

El sistema se mantuvo gracias a la corrupción electoral y a la utilización de la influencia y poder económico de ciertos individuos sobre la sociedad, el cacique. El caciquismo se dio en toda España pero con mayor intensidad en Andalucía, Galicia y castilla.

La adulteración del voto era una práctica habitual en las elecciones que se basaba en:

  • Sufragio censitario
  • Trato favorable de los distritos rurales sobre los urbanos
  • La manipulación y las trampas electorales, que falseaban los resultados.

Los caciques eran personas notables sobre todo del mundo rural, terratenientes que daban trabajo y tenían gran influencia en la vida social y política de sus localidades. A veces eran abogados, funcionarios de la administración que controlaban determinados temas como certificados, sorteo de quintas, contribuciones, etc. y podían agilizar o entorpecer determinados trámites burocráticos y administrativos. Con esta influencia orientaba el voto, “agradeciendo” con sus favores la fidelidad electoral y marginando al que no seguían sus directrices.

El cacique,  de acuerdo con las autoridades gobernadores civiles provinciales, manipulaban las elecciones, adulterando los resultados, lo que se conoce como “pucherazo”. Las formas de manipulación iban desde falsificar el censo, incluyendo a los difuntos, hasta impidiendo votar a determinadas personas. También se manipulaban las actas, se compraban votos o de coaccionaba al electorado, incluso de forma violenta.

El desarrollo del turno de partidos.

Desde 1876 hasta 1898 el turno funcionó con regularidad (seis los conservadores y 4 los liberales)

­          El partido conservador se mantuvo desde 1875 hasta 1881.

­          De 1881 hasta 1884 el liberal cuya principal medida fue la aplicación del sufragio universal para las elecciones municipales.

­          En  1884 Cánovas vuelve al poder, firmando con los liberales el Pacto del Pardo para asegurar la viabilidad del sistema tras la muerte de Alfonso XII. Así se apoyaba a la regencia de M´ª Cristina frente a las presiones de carlistas y republicanos.

­          Durante la regencia el Liberal gobernó más tiempo que el Conservador. En el llamado gobierno largo de Sagasta (1885/1890) se desarrolló una gran labor reformista:

o   Se aprueba la ley de Asociaciones 1887, que permitiría la entrada al juego político a las fuerzas opositoras.

o   Se abolió la esclavitud 1888

o   Se establecen los juicios por jurados

o   Se establece un nuevo Código Civil 1889

o   Se realizan reformas en la hacienda y el ejército.

o   La más importante fue la aplicación del sufragio universal masculino en las elecciones de 1890. Pero la manipulación electoral dejó sin sentido la ampliación del censo (de 800.000 a 5.000.000 de hombres con derecho al voto)

­          En 1890 los conservadores vuelven al poder

­          En 1892 los liberales

­          En 1895 Cánovas vuelve al poder hasta 1897, fecha en la que fue asesinado.

Pero el personalismo político de ambos partidos (Cánovas y Sagasta) y su excesiva dependencia del líder, provoca disidencias y descomposición en ambos grupos. Así tras Sagasta, surgen líderes como Gamazo o Maura, aunque eso no evita la aparición de facciones en el mismo. Por parte del conservador, destaca Silvela que agrupa diferentes facciones del partido tras la muerte de Cánovas.

4.- Las fuerzas políticas marginadas del sistema.

El republicanismo.

Tras el fracaso del sexenio los republicanos tuvieron que hacer frente, por una parte al desencanto de sus seguidores y por otra a la represión de los gobiernos monárquicos. Además se habían dividido en diferentes tendencias y formaciones lo que restaba eficacia y apoyo electoral a su programa.

Así surgen diferentes partidos:

  • Emilio Castelar funda el Partido Republicano Posibilista, más moderado y convencido de que el sistema político de la Restauración podía garantizar el orden social.
  • El progresista Ruíz Zorrilla se decanta hacia el radicalismo sin descartar la acción directa contra la monarquía y funda el Partido Republicano Progresista que tuvo entre sus seguidores algunos militares e incluso protagonizó un intento de alzamiento.
  • Salmerón se escinde del PR Progresista y funda el Partido Republicano Centralista, contrario a actuaciones directas e insurrecciones.
  • Pi y Margall fundó el Partido Republicano Federal, el que contaba con más adeptos sobre todo de las clases populares.

 Hasta 1886 no consiguieron rehacerse como fuerza política y contar con presencia en las cortes. Por otra parte el sufragio universal le dio una cierta ventaja y estimuló la formación de alianzas: Unión Republicana (menos los posibilistas). No obstante perdió parte de sus bases sociales por la competencia de otros partidos como el PSOE fundado por Pablo Iglesias 1879.

El carlismo.

Tras la derrota de 1876 se prohibió la presencia del pretendiente don Carlos de Borbón (Carlos VII) en España, lo que provocó una grave crisis, unido a la adhesión de algunos de sus representantes más destacados a la causa Alfonsina. Además la constitución 1876 eliminaba la posibilidad de acceder al trono de toda la rama carlista de los borbones.

Carlos VII depositó su confianza en Cándido Nocedal como jefe del reorganizado carlismo. Así mantuvieron su fuerza en Navarra, País Vasco y Cataluña, pero no alcanzaron resultados significativos en el resto peninsular.

Juan Vázquez de Mella fue quien desarrolla el nuevo programa carlista, adaptándolos a la nueva situación. El programa se conoce como Acta de Loredán: se mantenían los antiguos principios de unidad católica, fuerismo, autoridad del pretendiente carlista y la oposición a la democracia, pero ya no se manifestaba a favor del Antiguo Régimen y aceptaba el sistema liberal-capitalista.

El partido también tuvo que hacer frente a escisiones como la de Ramón Nocedal, que acusaban a Carlos VII de no apoyar suficientemente la política católica impulsada por el Vaticano contra el liberalismo, fundando en 1888 el partido Católico Nacional que no le reconoce como rey y pasa a ser un partido católico integrista.

El carlismo continuó con los intentos insurreccionales, que fracasaron en 1899 y 1900, y no olvida su vinculación con el ejercito fundando una milicia el Requeté que tendría gran importancia a partir de 1930

Otras fuerzas políticas.

Dinásticos: En 1881 se funda la Unión Católica, conservador y católico con Alejandro Pidal favorable a la participación de los católicos en la política liberal, seguidores del espíritu del papa León XIII que quiso adecuar la Iglesia a las realidades del mundo moderno y sentar las bases de un catolicismo social.

Liberales: Segismundo Moret funda el Partido Democrático monárquico de una escisión de los fusionistas de Sagasta que reivindican los principios democráticos de la constitución de 1869.

También se forma Izquierda Dinástica con Serrano, pero ninguno consigue desbancar a Sagasta del liderazgo y contaron con escasos apoyos.

5.- El surgimiento de nacionalismo y regionalismos

Surgen en el último cuarto del siglo XIX y proponen políticas contrarias al uniformismo y centralismo estatal propios del liberalismo español.

El nacionalismo catalán.

Fue la región pionera en desarrollar un movimiento regionalista. Esta región había experimentado un crecimiento económico muy superior al resto peninsular.

Barcelona y su entorno eran la primera zona industrial española y en ella había surgido una burguesía de empresario industriales muy influyentes que reclamaba medidas proteccionistas para sus economías lo que favoreció su desarrollo como grupo.

Además de la economía, Cataluña vivió un notable renacimiento de la cultura  catalana y una gran expansión de su lengua propia, el catalán.

Así nacía a mitad del XIX el movimiento de la Renaixença para recuperar la lengua y las señas de identidad catalanas. El catalanismo surgía de la unión de progreso económico y cultural, del arancel y la poesía.

También se desarrolla el catalanismo político con varias corrientes. La más destacada era la de Valentí Almirall (padre del catalanismo político) que fundó en 1882 el Centre Catalá que empezó a defender la autonomía de Cataluña.

Un paso importante fue la elaboración de las Bases de Manresa un documento que proponía la consecución de un poder catalán como resultado de un pacto con la corona de forma que Cataluña sería una entidad autónoma dentro de España. De esta forma el regionalismo pasó a convertirse en un verdadero nacionalismo.

La crisis política de la Restauración aumentó el interés de la burguesía catalana por tener su propia representación política. Así en 1901 se crea la Lliga Regionalista con Prat de la Riba y Francesc Cambó. Su objetivo era alcanzar representación en las diferentes instituciones y defender los intereses del catalanismo.

El nacionalismo Vasco.

Surge en la década de 1890 y se debe a la reacción por la pérdida de los fueros tras la derrota carlista y al desarrollo de una corriente cultural en defensa de la lengua vasca, el euskera. De ahí surgirá el movimiento de los euskaros con un componente religioso y defensor de las tradiciones.

Su impulsor fue Sabino Arana, éste creía que existía un peligro para la cultura vasca ante la llegada de inmigrantes de otras regiones españolas. Pensaba que esta población de maketos (nombre dado a los inmigrantes no vascos) ponía el peligro el euskera, las tradiciones y la etnia vasca.

Sus ideas prenden en la pequeña burguesía, creando en 1895 el Partido Nacionalismo Vasco. Arana populariza el nombre de Euskadi, con una bandera propia y un lema para su partido “Dios, y ley antigua”. Su partido defendía la tradición, la lengua y las costumbres vascas, defendiendo la pureza racial de los vascos lo que le daba un carácter xenófobo.

El partido se declaró independentista, aunque fue evolucionando hacia el autonomismo. Su principal rival era el carlismo que también reclamaba la vuelta de los fueros y que en Navarra tenía más fuerza.

El nacionalismo Gallego.

El galleguismo tuvo un carácter estrictamente cultural. La lengua gallega se usaba en el medio rural y los intelectuales y literatos se propusieron extenderla a lengua literaria. Así surge la corriente de Rexurdimento con Rosalía de Castro.

En la última etapa de la Restauración fue adquiriendo un carácter político, cuando unas minorías cultas insatisfechas con el atraso económico gallego, responsabilizan al Estado de forzarlos a la emigración. Sin embargo, pese a la valía de sus componentes era un grupo minoritario. En la segunda década del XX Vicente Risco sería el gran teórico y líder del nacionalismo gallego.

 

 



 


 

 

 

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