LA POLÉMICA DE LOS HISTORIADORES. FRACASO O ATRASO
EN LA ESPAÑA DEL XIX.
El debate sobre las causas y las características del
atraso económico español durante el siglo XIX ha sido uno de los temas estrella
de la historiografía económica española de las últimas décadas. Retraso,
fracaso, atraso aparecen como términos habitualmente utilizados para referirse
al comportamiento de la economía española del siglo XIX.
Frente a la visión del historiador Jordi Nadal de la
industrialización española como la historia de un fracaso (por la falta de
materias primas, burguesía emprendedora, financiación y tecnología dependiente
del extranjero, inestabilidad política y jurídica y especialmente una
agricultura atrasada) nos encontraríamos la visión de Juan Pablo Fusi, Ringrose
o Prados de la Escosura que insistirán en la normalidad del caso español que
simplemente presentaría en su industrialización un atraso temporal pero no una
anomalía en su modernización diferente de la del resto de países europeos.
LOS INICIOS DE LA INDUSTRIALIZACIÓN
En general podemos hablar de una economía dual a lo
largo del siglo XIX. A pesar de que siguió siendo fundamentalmente agraria,
algunas zonas de la península iniciaron el camino hacia la industria moderna.
- La
Revolución Industrial en España.
Se va a dar dentro de
lo que se conoce como la segunda etapa, hay que tener en cuenta que en la
primera etapa son muy pocos los países del mundo que acceden a la misma (Gran
Bretaña, Francia, Bélgica). En la segunda etapa es mayor el número de países que
se incorporan, de ellos algunos lo hacen con un empuje extraordinario
(Alemania, EEUU, Japón) y otros deben afrontar problemas sociales y
estructurales de difícil solución (Rusia, España, Italia, Imperio Austríaco).
- Dentro de
la Revolución Industrial en España hay que distinguir 3 etapas:
- 1º etapa
de estancamiento. 1814/1820
- 2º etapa
de expansión 1840/1882
- 3º etapa
de crisis y posterior recuperación. 1882/1917
Los
sectores más importantes en la Revolución Industrial en España fueron:
A)
La
industria textil.
A mediados del siglo
XIX, la industria textil catalana era la punta de lanza de la industrialización
española. Se ha dicho que al igual que Gran Bretaña era la fábrica del mundo,
Cataluña era la fábrica de España.
La mecanización en las fábricas de algodón de
Cataluña se dio especialmente a partir de 1830, cuando se instalaron las
primeras máquinas de vapor. La fabricación de prendas de lana se vio sustituida
por las de algodón.
El desarrollo de la industria textil se vio limitada
por dos factores:
- La escasez
de carbón de la minería catalana y las dificultades de transporte para abastecerse
de la hulla asturiana, esto provocó la proliferación de colonias
industriales al margen de los ríos para abastecerse de energía hidráulica.
- La
debilidad del mercado español, de este modo los vapores se convirtieron en
un sector que exigió constantemente al gobierno la promulgación de medidas
proteccionistas.
Se va a desarrollar en Cataluña a partir de la
segunda mitad del siglo XVIII basándose en el algodón y en la introducción de
nueva maquinaria llamada bargadana.
Otras características que observamos en Cataluña en
el sector textil y que son propias de la revolución industrial son el paso del
taller a la fábrica, del trabajo individual al trabajo en serie, del crecimiento
constante de la producción y la explotación de los trabajadores.
La bargadana (máquina de hilar) quedó pronto
anticuada. A partir de 1930 se produce la introducción de las máquinas de vapor para mover las máquinas de tejer y las
nuevas máquinas de hilar llamadas selfactinas.
Este empuje innovador se debió a la repatriación de
capitales de América, a la falta de mano de obra por los huecos dejados por las
generaciones de la guerra de la independencia y al espíritu emprendedor de la
burguesía catalana.
Las características de este desarrollo en la
industria textil fueron peculiares:
El tamaño de las fábricas no fue excesivamente grande, con
poco más de cien trabajadores por fábrica. El mercado español era el único que
le quedaba a la industria catalana después de la pérdida de las colonias, por
lo que los industriales optaron decididamente por el proteccionismo (barreras
aduaneras)
B)La
siderurgia fue el sector que, en la segunda mitad del XIX
acompañó al textil en el desarrollo de la industria moderna. Este sector estuvo
muy ligado al desarrollo de la minería del hierro y del carbón, ya que las
elevadas temperaturas requeridas para los altos hornos para la obtención de
hierro laminado necesitaban este combustible en grandes cantidades.
Los primeros intentos de crear una siderurgia
moderna se desarrollaron a partir de 1826 en Andalucía, y más concretamente en
Málaga, aprovechando el hierro de la Sierra de Ojén. Durante 30 años la
producción andaluza fue hegemónica en España. Finalmente fracasó por la
utilización del carbón vegetal ante el alto coste que suponía adquirir carbón
de coque. La existencia de yacimientos de hulla en Asturias convirtió a esta
región en el centro siderúrgico principal de España entre 1864 y 1879.
Finalmente a da del carbón de finales de siglo la primacía en el sector pasó a
Vizcaya. Esta región poseía extensas minas de hierro y a partir de 1876, con la
llegada del carbón de Gales a Bilbao se consolidó la industria siderúrgica en
el País Vasco.
Tres fueron los aspectos que favorecieron el auge de
la siderurgia en el País Vasco:
1. la
demanda provocada por el desarrollo de la industria textil
2. la mecanización del campo
3. Sobre
todo por la introducción del ferrocarril. Va estrechamente unido a la explotación
minera, especialmente a la del carbón y a la del hierro.
Dado lo
tardío de su desarrollo se dedicará pronto a la fabricación de acero siendo
tremendamente competitivo en los mercados europeos, hasta que a finales de
siglo se ve superada por la siderurgia de Alemania o de Francia. Por entonces,
al igual que la industria textil catalana se orientará hacia el proteccionismo.
c)
La minería. Se desarrolla a partir de la segunda
mitad del siglo XIX.
La desamortización de las
minas 1868 provocó que prácticamente la mayor parte de estas quedaron en manos
de compañías extranjeras. A su vez estas compañías exportaban una gran parte de
la producción.
d)
Otras industrias. Al amparo del desarrollo urbanístico
surgen o se estimulan otras industrias como por ejemplo la industria de la lana
en Tarrasa, la sedera en Barcelona, la del vino, aceite y aguardiente por toda
España o la del jabón a medida que se extendían las nuevas costumbres
higiénicas.
La expansión del
tendido ferroviario fue un factor clave de modernización como en el resto del
mundo. España llegó con retraso al nuevo medio de transporte y la primera línea
fue la construida entre Barcelona y Mataró en 1848. Curiosamente, el primer
ferrocarril en los dominios españoles fue construido en Cuba en 1837 en el
trayecto Habana_Güines. Tras la promulgación de la Ley General de Ferrocarriles
en 1855 tuvo lugar un verdadero “boom” del ferrocarril. En 1866 la red alcanzó
los 5.145 kilómetros de extensión.
La
política comercial fue en general proteccionista. Las
leyes arancelarias de 1841 y 1849 favorecieron los intereses de los
industriales del textil catalán y de los terratenientes castellanos
cultivadores de trigo. Sólo durante el Sexenio Democrático se intentó una
política liberal con el Arancel Figuerola de 1869. La Restauración significó de
nuevo la vuelta al proteccionismo con la ley arancelaria de 1875.
En
el terreno financiero este periodo se caracteriza por
las dificultades de la Hacienda estatal agobiada por la Deuda Pública. Pese a
estos problemas en este periodo se adoptaron algunas decisiones históricas:
·
En 1856 se creó el Banco de España que
vino a sustituir al Banco Español de San Fernando. En 1874 quedó configurado
como banco nacional con el monopolio de la emisión de papel moneda.
·
En octubre de 1868 se adoptó la peseta
como nueva unidad del sistema monetario.
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