lunes, 25 de noviembre de 2013

Las desamortizaciones. (Sólo lectura)


INTRODUCCIÓN.

Junto al cambio político que significó en España el triunfo del Liberalismo  partir del 1833, hay que señalar todo el conjunto de medidas  jurídico económicas que tenían por objeto acabar con el dominio socio-económico de la nobleza y del clero, con unas estructuras productivas feudalizantes, e introducir al país por la senda del capitalismo modernizando para ello las estructuras económicas.

La eliminación de los gremios, de los señoríos laicos, del diezmo, de la Mesta, etc... son algunas de estas medidas, pero nada comparables con las Desamortizaciones que acarreó la venta de muchas y muy importantes fincas rústicas y urbanas, debilitando el papel económico y social que habían desempeñado en el antiguo régimen algunas instituciones, sobretodo el clero y los municipios.

 

DEFINICIÓN DEL CONCEPTO.

Se entiende por desamortización el conjunto de disposiciones tomadas por el poder político con objeto de liberar la propiedad acumulada en determinadas manos “manos muertas”, devolviendo estas propiedades a la ley del mercado. El Estado se incautó de una serie de bienes amortizados que pasaban a ser bienes nacionales. Los vencía a particulares, y al serán adquiridos se convertían en bienes libres, lo que significaba que podían ser vendidos por sus nuevos dueños, a conveniencia de los nuevos propietarios.

ALCANCE DE LAS DESAMORTIZACIONES.

Las medidas desamortizadoras ocuparon más de la mitad de los años del siglo XIX y afectaron a cientos de miles de fincas rústicas y urbanas procedentes de instituciones civiles y eclesiásticas.

Se calcula que al final del proceso desamortizador se desamortizaron más de 10 millones hectáreas, sólo de fincas rústicas, lo que suponía aproximadamente un 20% del territorio nacional.

Dicho volumen de ventas contribuyó de manera muy notable a la gran transformación económica y social que sufrió España en el siglo XIX.

Los bienes desamortizados pertenecían a bienes y fincas tanto del clero como de instituciones civiles: bienes raíces de hospitales, hospicios, casas de misericordia, casas de reclusos, Ordenes Militares, cofradías, santuarios dl clero regular y secular, bienes propios y comunes de los Ayuntamientos

FASES DEL PROCESO DESAMORTIZADOR.

Se puede hablar de cuatro fases de desamortización: la primera en 1798, la segunda durante el Trienio Liberal y las dos siguientes, las más conocidas y estudiadas y las que más trascendencia tuvieron: la de Mendizábal en 1836 y la de Pascual Madoz en 1855.

 La primera fase se inició en 1798 y afectó a bienes raíces pertenecientes a casas de beneficencia, hermandades, obras pías y patronato de legos. El impulsor fue el ministro de Economía de Carlos

IV Cayetano Soler y se hizo con el fin de sanear la caótica situación de la Hacienda, aunque no consiguieron arreglarla. Afectó fundamentalmente a las provincias de Sevilla, Córdoba, Jaén y sus repercusiones sociales fueron importantes ya que privaron de su patrimonio a las  instituciones que prestaban asistencia social a los enfermos. En el año 1808 la Junta Central Suprema ordenó suspender las ventas.

􀂃 La segunda fase tuvo lugar durante el Trienio Liberal ( 1820- 1823).

Durante este período fue suprimida la compañía de Jesús, se incautaron los bienes de  numerosos monasterios, se prohibió la fundación de otros nuevos y se entregaron a la Hacienda Pública las rentas sobrantes de los conventos que quedaban. Se calcula que a lo

largo del Trienio se habían abandonado 801 monasterios, casi la mitad de los existentes. La incidencia de esta segunda fase del proceso desamortizador se centró más en la pérdida de patrimonio artístico que en las consecuencias económicas que fueron pequeñas.

 La tercera fase es la comúnmente conocida como desamortización de Mendizábal, se inició en 1836 y se concluyó en 1844. Mendizábal, financiero gaditano, militaba en las filas del Liberalismo Progresista, vivió exiliado en Londres por su participación en levantamiento de Riego en 1820, fue nombrado Ministro de Hacienda en una situación especialmente delicada para la Regente María Cristina. La guerra contra los carlistas no iba nada bien y además la situación del la Hacienda era absolutamente caótica, en parte por los gastos que suponía la guerra. La habilidad mostrada al frente del Ministerio de Hacienda le sirvieron para ser nombrado primer ministro, su buena gestión salvó el trono de la regente.

La desamortización de Mendizábal afectó a los bienes de la Iglesia, primero del clero regular, y a partir del 1841 la medida también afectó al clero secular. Las ventas se iniciaron en Junio de 1836 y con ellas se pretendía un triple objetivo: sanear la hacienda, recaudar fondos para financiar la guerra carlista y además poner en manos de numerosas familias beneficiadas por las subastas los bienes de la Iglesia, vinculándolas de alguna manera a la causa liberal.

Durante la Desamortización de Mendizábal se vendieron 176. 499 fincas rústicas y 21.281 urbanas. Las provincias más afectadas fueron: Madrid, Sevilla, Toledo, Salamanca, Córdoba, Valencia, Jaén, Badajoz, Zamora,  Cáceres, Barcelona, Valladolid y Palencia. En estas once provincias se vendió el 52% del total nacional de fincas rústicas y el 73% de fincas urbanas.

Las consecuencias no fueron las deseadas, en parte porque se desarrolló de forma atropellada y no lo suficientemente madurada. Desde el punto de vista artístico la desamortización de Mendizábal causó un enorme destrozo, dado que los mejores tesoros artísticos se encontraban en manos de los grandes monasterios.

Desde el punto de vista social los resultados tampoco fueron los deseados, como afirmó el gran historiador Claudio Sánchez Albornoz “La desamortización de Mendizábal fue genial en su concepción, pero torpe en sus medios, pudo resolver el grave problema agrario español,

dando las tierras a los campesinos. Sin embargo a lo largo creó una burguesía terrateniente nacional del siglo XIX.” Grandes posesiones y extensas fincas que habían pertenecido a históricos conventos o cabildos catedralicios pasaron a nuevas manos conservando su estructura. Miles de pequeñas fincas que pertenecían al clero secular y se hallaban situadas alrededor de los cascos urbanos pasaron a manos de la burguesía.

No se hicieron caso a las propuestas del diputado Fernández Estrada, que consistían en que los bienes rústicos expropiados se dieran en arrendamientos a largo tiempo o a perpetuidad a los colonos del clero, pagando un canon igual a la renta que pagaban al clero en concepto de arriendos.

􀂃 La Desamortización de Madoz se inició por la ley del 1 de Mayo de 1855 por la que se declaraban en estado de venta todos los predios rústicos y urbanos pertenecientes al Estado, al clero, a las Ordenes Militares, a cofradías, obras pías y santuarios, a los propios y comunes de los pueblos, a la beneficencia, a la Instrucción Pública y a cualquiera de los otros pertenecientes a “manos muertas”. La desamortización de Madoz cierra el círculo del proceso desamortizador del siglo XIX en España.

El proceso de venta se realizó a través de numerosas Órdenes Ministeriales a gobernadores y administradores para que las llevasen a cabo.

La Desamortización de Madoz tuvo mayor importancia que la de Mendizábal, tanto por el número de años ya que estuvo vigente hasta el 1900, como el volumen que alcanzaron las ventas. Las diferencias de la desamortización de Madoz con la Mendizábal consisten: en que mientras en la desamortización de Mendizábal la casi totalidad de los bienes vendidos procedían del clero regular o secular, en la desamortización de Madoz los bienes más afectados fueron los de los municipios, tanto los bienes de propios cuyo usufructo era arrendado al mejor postor, como los bienes comunales (dehesas, montes pastos) Cuyo usufructo era disfrutado gratuitamente por vecinos del pueblo.

En consecuencia la desamortización de Madoz tuvo un carácter más rústico que urbano, aunque las fincas rústicas desamortizadas por Mendizábal eran de mejor calidad, la extensión de lo vendido fue mucho menor.

La desamortización de 1855 fue muy importante ya que afectó a todo el territorio nacional. Desaparecieron las inmensas posesiones de los pueblos y municipios, que pasaron a manos de particulares, gentes que pasaron a desempeñar un papel importante dentro de la historia política y económica de España.

Las consecuencias sociales fueron, si cabe, aún más perniciosas para el campesinado, ya que con la desamortización de los bienes comunales, muchos campesinos se vieron privados del único medio de subsistencia que tenían, además perjudicó sobremanera a los  Ayuntamientos ya que el alquiler de los Propios constituían el único ingreso de muchos Ayuntamientos.

CONSECUENCIAS DEL PROCESO DESAMORTIZADOR.

1. POLÍTICAS

El descomunal reparto de “riqueza” que supuso la desamortización y la manera en que se desarrolló, contribuyó a configurar una sociedad desigual, donde las manifestaciones, afiliaciones masivas a partidos de izquierda, sublevaciones campesinas e incluso la guerra civil del 36-39, probablemente no se hubieran producido si las desamortizaciones se hubieran hecho de otra manera.

Posiblemente la vida política y social de muchos municipios en los que se vendieron considerables extensiones de terrenos a unos pocos compradores quedaron condicionados a los deseos de estos- caciquismo.

2. SOCIALES.

Mantenimiento de la concentración de la propiedad en manos de grandes terratenientes, ya que fueron numerosas familias de la burguesía las que se hicieron con las propiedades pertenecientes a los bienes del clero y a las entidades municipales, al mismo tiempo que se producía la proletarización del proletariado.

3. ECONOMICAS.

Falta de Espíritu de empresa y descapitalización de la agricultura. Los nuevos terratenientes, si bien intentaron obtener los máximos beneficios de sus explotaciones, lo hicieron presionando sobre todo a la mano de obra y no intentaron intensificar la capitalización del campo con objeto de incrementar la productividad y los rendimientos.

La mayor parte de los terratenientes originados por la venta de bienes nacionales estuvo constituida por familias que algunas se fueron vivir a la ciudad y junto con las familias poseedoras de fincas rústicas- antigua aristocracia- se erigieron en la elite económica de la sociedad. Estas familias de terratenientes vivieron un tanto apoltronadas sin que les moviese ningún ideal para mejorar los rendimientos y productividad.

Obstaculizó y ralentizó el desarrollo industrial. La desamortización probablemente retrasó el desarrollo de la industria, en tanto que canalizó un volumen cuantioso de dinero a la compra de fincas.

Además con la desamortización se produjo la vinculación del poder económico al político, en cuanto fueron los terratenientes, los que dueños de gran parte del poder político guardaron celosamente las prerrogativas económicas y tuvieron buen cuidado de que la estructura económica del campo permaneciera intacta.

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