Tema 9. La Restauración
monárquica 1875/1898
1.-
El sistema político de la restauración.
El pronunciamiento
de Martínez Campos en diciembre de 1874 bien acogido por el ejército y las
fuerzas políticas conservadoras, supuso la
restauración de la monarquía en la persona de Alfonso XII
Estos esperaban que la nueva monarquía devolviera la estabilidad política y
acabara con los intentos de revolución democrática y social en España.
El
artífice del nuevo sistema era Cánovas
del Castillo, cuyo objetivo era superar
los problemas del liberalismo en las etapas anteriores (con Isabel II): el carácter partidista y excluyente de los
moderados, el intervencionismo del ejército en la política y el aumento de los
enfrentamientos civiles.
Para
ellos se propuso:
·
Elaborar una constitución que articulara un sistema
político basado en el bipartidismo.
·
Pacificar
el país poniendo fin a la guerra de Cuba y al conflicto carlista
La
primera medida fue la convocatoria de
Cortes constituyentes para elaborar una
nueva constitución que será convocada entre por sufragio universal (aunque luego Cánovas vuelve el sufragio
restrictivo)
La
Constitución de 1876
- Es
una clara muestra de liberalismo doctrinario: con sufragio censitario y soberanía
compartida entre el rey y las cortes.
- Tiene
un marcado carácter moderado y
se inspira en los valores
históricos tradicionales: monarquía, religión y propiedad.
- Características
de la monarquía:
Es una institución superior, incuestionable, permanente y al margen de cualquier
decisión política.
Era un poder moderador que ejercería
como árbitro de la vida política y garantizaría el buen entendimiento y la
alternancia de partidos
La soberanía compartida daba amplios poderes al rey: derecho de veto, nombraba ministros, y tiene potestad para convocar las cortes, suspenderlas
o disolverlas sin contar con el gobierno.
- Las
cortes eran bicamerales, senado
y congreso
- Congreso con
carácter electivo.
- Senado:
la mitad de los senadores lo
eran por derecho propio o
vitalicio, lo que da opción al rey y al gobierno a nombrar
directamente a los senadores.
- No se fija el tipo
de sufragio, que se legislaría más tarde, en 1878,
estableciendo el voto censitario, limitado a los mayores contribuyentes.
- Proclama
la confesionalidad católica del
Estado, tolerando el resto de creencias, pero sin hacer
manifestación pública de las mismas.
- Se
establece un presupuesto para el
culto y el clero.
- Contiene
una amplia declaración de derechos,
concretadas en leyes ordinarias posteriores (pero en general se
restringieron los de imprenta, expresión, asociación y reunión)
El
sistema canovista: bipartidista y turno pacífico.
Se
basaba en la existencia de dos partidos
y la alternancia de estos en el poder. Así los dos grandes partidos,
liberal y conservador accedían al poder
por turno, de forma pacífica
asegurando así la estabilidad
institucional entre las dos posturas liberales al tiempo que se alejaba al ejercito de la vida política.
De
esta forma mediante una Real Orden de
1875 la misión del ejército era defender la independencia nacional y no
debía intervenir en política. Así el ejército quedaba subordinado al poder
civil y se ponía fin al problema de los pronunciamientos.
El
fin de los conflictos bélicos.
La
restauración borbónica puso fin a las
aspiraciones legitimistas de los carlistas. Además, un buen grupo de estos
terminó aceptando a Alfonso XII. Al tiempo que Martínez Campos forzaba a los carlistas a rendirse en Cataluña, Aragón
y Valencia, pero resisten unos pocos meses más en el País Vasco y Navarra
hasta su total rendición en 1876. En febrero de ese año Carlos VII cruzaba la
frontera francesa.
La consecuencia de la derrota carlistas supuso la abolición del sistema foral por lo que
los territorios vascos quedaron sujetos al pago de impuestos y al servicio militar
como el resto del Estado. (En 1878 se le
adapta un concierto económico que una le
permitiría una cierta autonomía fiscal)
También
se puso fin a la guerra con Cuba, la
Guerra de los diez años 1868/1878 con la firma de la Paz de Zanjón que ofrecía
una amplia amnistía, la abolición de la esclavitud y la promesa de reformas
políticas y administrativas. Pero el incumplimiento y retraso de estas, provocó
un nuevo conflicto en 1879, la Guerra Chiquita y una nueva insurrección en 1895.
2.-La
vida política y la alternancia en el poder
Cánovas dirigente
del partido Alfonsino, tras el regreso del rey, lo transformará en el partido
Liberal-Conservador que agrupara a los partidos más conservadores (menos
carlistas e integristas) y que acabó llamándose Partido Conservador.
Para
su proyecto político era necesario otro
partido de carácter más progresista para cuya dirección se propuso a Sagasta. Así del acuerdo entre
progresistas, unionistas y algunos republicanos nace el Partido Liberal-Fusionistas, más tarde Partido Liberal.
Eran
los llamados partidos dinásticos. Ambos
coincidían ideológicamente en lo básico y diferían en otros aspectos.
Coincidían en defender la monarquía,
la Constitución, la propiedad privada y la consolidación del Estado liberal,
unitario y centralista. Sus bases sociales eran
homogéneas, ya que les apoyaban las élites económicas y las clases medias
acomodadas, eran partidos de minorías,
de notables.
En cuanto a sus diferencias
eran escasas:
Conservadores
|
Progresistas
|
Inmovilismo
político
Sufragio
censitario
Defienden
a la iglesia y el orden social
|
Reformismo
social progresista y laico
Sufragio
universal
|
Pero
entre ambos existía un acuerdo para no
hacer leyes que forzara al otro partido a derogarlas cuando llegasen al poder.
El
turno pacifico o la alternancia del
poder tenía como objetivo asegurar la
estabilidad institucional. Así cuando el
partido en el gobierno se desgastaba o perdía la confianza de las Cortes, el rey llamaba al jefe de la oposición a
formar gobierno. Éste convocaba
elecciones a fin de conseguir un número de diputados suficientes para formar una mayoría parlamentaria que le
permitiera gobernar.
El
turno pacifico no se asentaba sobre
el principio democrático de un gobierno emanado de la representación
parlamentaria y esta del voto libre, sino que era resultado de un acuerdo previo entre los partidos dinásticos sobre
cuál de ellos debía gobernar en cada momento en función de las circunstancias.
El
sistema canovista se construyó sobre
tres pilares
§ Una
constitución limitada que instauraba
la monarquía como forma de Estado incuestionable, ni las Cortes podían
abolirla.
§ Un
sistema político que sólo daba entrada a los dos partidos dinásticos, excluyendo y a menudo prohibiendo y persiguiendo a
la oposición.
§ La
alternancia en el poder, que quedaba
asegurada por los constantes fraudes electorales propios del caciquismo.
Toda
esta manipulación y fraude llevó al
desencanto de buena parte de la población, por lo que el grado de abstencionismo era elevado. Esta
apatía política se explica por la escasa representatividad de los partidos
dinásticos, la desconfianza del electorado en las elecciones y el desinterés de
la oposición en participar en el proceso electoral.
Falseamiento
electoral y caciquismo
El
sistema se mantuvo gracias a la corrupción electoral y a la utilización
de la influencia y poder económico
de ciertos individuos sobre la sociedad, el cacique. El caciquismo se
dio en toda España pero con mayor intensidad en Andalucía, Galicia y
castilla.
La adulteración del voto era una práctica habitual en las elecciones
que se basaba en:
- Sufragio
censitario
- Trato favorable de
los distritos rurales sobre los urbanos
- La
manipulación y las trampas
electorales, que falseaban los resultados.
Los
caciques eran personas notables
sobre todo del mundo rural, terratenientes que daban trabajo y tenían gran influencia en la vida social y política
de sus localidades. A veces eran abogados, funcionarios de la administración
que controlaban determinados temas como certificados, sorteo de quintas,
contribuciones, etc. y podían agilizar o entorpecer determinados trámites burocráticos
y administrativos. Con esta influencia
orientaba el voto, “agradeciendo” con sus favores la fidelidad electoral y
marginando al que no seguían sus directrices.
El
cacique, de acuerdo con las autoridades gobernadores civiles provinciales, manipulaban las elecciones, adulterando los resultados, lo que se
conoce como “pucherazo”. Las formas
de manipulación iban desde falsificar el
censo, incluyendo a los difuntos,
hasta impidiendo votar a
determinadas personas. También se manipulaban
las actas, se compraban votos o de
coaccionaba al electorado, incluso de forma violenta.
El
desarrollo del turno de partidos.
Desde 1876 hasta 1898 el turno
funcionó con regularidad (seis los conservadores y 4 los
liberales)
El partido conservador se mantuvo desde 1875
hasta 1881.
De 1881
hasta 1884 el liberal cuya principal medida fue la aplicación del sufragio
universal para las elecciones municipales.
En 1884 Cánovas
vuelve al poder, firmando con los liberales el Pacto del Pardo para asegurar la viabilidad del sistema tras la muerte
de Alfonso XII. Así se apoyaba a la regencia de M´ª Cristina frente a las
presiones de carlistas y republicanos.
Durante
la regencia el Liberal gobernó más tiempo que el Conservador.
En el llamado gobierno largo de Sagasta
(1885/1890) se desarrolló una gran labor reformista:
o
Se aprueba la ley de Asociaciones 1887, que permitiría la entrada al juego político
a las fuerzas opositoras.
o
Se abolió
la esclavitud 1888
o
Se establecen los juicios por jurados
o
Se establece un nuevo Código Civil 1889
o
Se realizan reformas en la hacienda y el ejército.
o
La más importante fue la aplicación del sufragio universal masculino
en las elecciones de 1890. Pero la manipulación electoral dejó sin sentido
la ampliación del censo (de 800.000 a 5.000.000 de hombres con derecho al voto)
En 1890
los conservadores vuelven al poder
En 1892
los liberales
En 1895
Cánovas vuelve al poder hasta 1897, fecha en la que fue asesinado.
Pero
el personalismo político de ambos
partidos (Cánovas y Sagasta) y su excesiva
dependencia del líder, provoca disidencias y descomposición en ambos
grupos. Así tras Sagasta, surgen líderes como Gamazo o Maura, aunque eso no
evita la aparición de facciones en el mismo. Por parte del conservador, destaca
Silvela que agrupa diferentes facciones del partido tras la muerte de Cánovas.
4.-
Las fuerzas políticas marginadas del sistema.
El
republicanismo.
Tras
el fracaso del sexenio los
republicanos tuvieron que hacer frente, por una parte al desencanto de sus seguidores y por otra a la represión de los gobiernos monárquicos. Además se habían dividido en diferentes tendencias
y formaciones lo que restaba eficacia y apoyo electoral a su programa.
Así surgen diferentes
partidos:
- Emilio Castelar
funda el Partido Republicano Posibilista, más
moderado y convencido de que el sistema político de la Restauración podía
garantizar el orden social.
- El
progresista Ruíz Zorrilla se
decanta hacia el radicalismo sin descartar la acción directa contra la
monarquía y funda el Partido Republicano
Progresista que tuvo entre sus seguidores algunos militares e incluso
protagonizó un intento de alzamiento.
- Salmerón
se escinde del PR Progresista y funda el Partido Republicano Centralista, contrario a actuaciones
directas e insurrecciones.
- Pi y Margall fundó
el Partido Republicano Federal, el que contaba
con más adeptos sobre todo de las clases populares.
Hasta
1886 no consiguieron rehacerse como fuerza política y contar con presencia
en las cortes. Por otra parte el sufragio universal le dio una cierta ventaja y
estimuló la formación de alianzas: Unión Republicana (menos los posibilistas).
No obstante perdió parte de sus bases sociales por la competencia de otros
partidos como el PSOE fundado por Pablo Iglesias 1879.
El
carlismo.
Tras
la derrota de 1876 se prohibió la
presencia del pretendiente don Carlos de Borbón (Carlos VII) en España, lo
que provocó una grave crisis, unido
a la adhesión de algunos de sus representantes más destacados a la causa
Alfonsina. Además la constitución 1876
eliminaba la posibilidad de acceder al
trono de toda la rama carlista de los borbones.
Carlos
VII depositó su confianza en Cándido
Nocedal como jefe del reorganizado carlismo. Así mantuvieron su fuerza en Navarra, País Vasco y Cataluña,
pero no alcanzaron resultados significativos en el resto peninsular.
Juan Vázquez de Mella fue quien
desarrolla el nuevo programa carlista, adaptándolos
a la nueva situación. El programa se conoce como Acta de Loredán: se mantenían los antiguos principios de unidad católica, fuerismo, autoridad del
pretendiente carlista y la oposición a la democracia, pero ya no se
manifestaba a favor del Antiguo Régimen y aceptaba
el sistema liberal-capitalista.
El
partido también tuvo que hacer frente a escisiones como la de Ramón Nocedal, que acusaban a Carlos
VII de no apoyar suficientemente la política católica impulsada por el Vaticano
contra el liberalismo, fundando en 1888
el partido Católico Nacional que no le reconoce como rey y pasa a ser un
partido católico integrista.
El
carlismo continuó con los intentos insurreccionales,
que fracasaron en 1899 y 1900, y no olvida su vinculación con el ejercito fundando una milicia el Requeté que
tendría gran importancia a partir de 1930
Otras
fuerzas políticas.
Dinásticos:
En 1881 se funda la Unión Católica, conservador
y católico con Alejandro Pidal favorable a la participación de los
católicos en la política liberal, seguidores del espíritu del papa León XIII que
quiso adecuar la Iglesia a las realidades del mundo moderno y sentar las bases
de un catolicismo social.
Liberales: Segismundo Moret funda
el Partido Democrático monárquico de una escisión de los
fusionistas de Sagasta que reivindican los principios democráticos de la
constitución de 1869.
También
se forma Izquierda Dinástica con Serrano,
pero ninguno consigue desbancar a Sagasta del liderazgo y contaron con escasos
apoyos.
5.-
El surgimiento de nacionalismo y regionalismos
Surgen
en el último cuarto del siglo XIX y
proponen políticas contrarias al uniformismo y centralismo estatal propios
del liberalismo español.
El
nacionalismo catalán.
Fue
la región pionera en desarrollar un movimiento
regionalista. Esta región había experimentado un crecimiento económico muy
superior al resto peninsular.
Barcelona
y su entorno eran la primera zona
industrial española y en ella había surgido una burguesía de empresario
industriales muy influyentes que reclamaba
medidas proteccionistas para sus economías lo que favoreció su desarrollo
como grupo.
Además
de la economía, Cataluña vivió un notable
renacimiento de la cultura catalana y
una gran expansión de su lengua propia, el catalán.
Así
nacía a mitad del XIX el movimiento de
la Renaixença para recuperar la lengua y las señas de identidad catalanas. El
catalanismo surgía de la unión de
progreso económico y cultural, del arancel y la poesía.
También
se desarrolla el catalanismo político
con varias corrientes. La más destacada era la de Valentí Almirall (padre del catalanismo político) que fundó en
1882 el Centre Catalá que empezó a
defender la autonomía de Cataluña.
Un
paso importante fue la elaboración de las Bases
de Manresa un documento que proponía la consecución de un poder catalán
como resultado de un pacto con la corona
de forma que Cataluña sería una entidad autónoma dentro de España. De esta
forma el regionalismo pasó a convertirse en un verdadero nacionalismo.
La
crisis política de la Restauración aumentó el interés de la burguesía catalana
por tener su propia representación política. Así en 1901 se crea la Lliga
Regionalista con Prat de la Riba y Francesc Cambó. Su objetivo era alcanzar
representación en las diferentes instituciones y defender los intereses del
catalanismo.
El
nacionalismo Vasco.
Surge
en la década de 1890 y se debe a la reacción por la pérdida de los fueros
tras la derrota carlista y al desarrollo de una corriente cultural en defensa de la lengua vasca, el euskera. De
ahí surgirá el movimiento de los
euskaros con un componente religioso y defensor de las tradiciones.
Su
impulsor fue Sabino Arana, éste
creía que existía un peligro para la
cultura vasca ante la llegada de inmigrantes de otras regiones españolas.
Pensaba que esta población de maketos (nombre dado a los inmigrantes no vascos)
ponía el peligro el euskera, las
tradiciones y la etnia vasca.
Sus
ideas prenden en la pequeña burguesía, creando en 1895 el Partido Nacionalismo Vasco. Arana populariza el nombre de Euskadi,
con una bandera propia y un lema para su partido “Dios, y ley antigua”. Su partido defendía la tradición, la lengua
y las costumbres vascas, defendiendo la
pureza racial de los vascos lo que le daba un carácter xenófobo.
El
partido se declaró independentista, aunque fue evolucionando hacia el
autonomismo. Su principal rival era el carlismo que también reclamaba la vuelta
de los fueros y que en Navarra tenía más fuerza.
El
nacionalismo Gallego.
El
galleguismo tuvo un carácter estrictamente
cultural. La lengua gallega se usaba en el medio rural y los intelectuales
y literatos se propusieron extenderla a lengua literaria. Así surge la corriente de Rexurdimento con Rosalía
de Castro.
En
la última etapa de la Restauración fue adquiriendo un carácter político, cuando unas minorías cultas insatisfechas con el
atraso económico gallego,
responsabilizan al Estado de forzarlos a la emigración. Sin embargo, pese a
la valía de sus componentes era un grupo minoritario. En la segunda década del
XX Vicente Risco sería el gran teórico y
líder del nacionalismo gallego.