LA DICTADURA DE PRIMO
DE RIVERA 1923/1930
El
13 de septiembre de 1923, en un
ambiente de crisis social y política, el general Miguel Primo de Rivera se pronunció contra la legalidad constitucional,
declaró el Estado de guerra y le exigió al rey que pasase el poder a manos
de los militares. Alfonso XIII acepta y se
inicia un Directorio militar presidido por Primo de Rivera que suspende el
régimen parlamentario constitucional.
Primo de Rivera cuenta con el apoyo de los militares, de los políticos
cercanos a la monarquía y de una parte de las clases dirigentes decimonónicas
(del siglo anterior), con el objetivo de poner fin a la crisis política y la
conflictividad social que sufría el país.
Los
argumentos de los golpistas
respondían a la inestabilidad y el
bloqueo del sistema político parlamentario, así como al desprestigio derivado del continuo fraude electoral. Además las clases acomodadas
estaban temerosas ante una posible
revolución social, dado el aumento de la conflictividad obrera y campesina. También había crecido considerablemente, la influencia del republicanismo y los nacionalismos,
sin olvidar que el ejército estaba descontento
tras la derrota del Annual.
Otra causa
que motiva el golpe era evitar que las
Cortes investigaran los hechos ocurridos en la guerra de Marruecos,
argumento que apoyaba el propio rey.
Primo
de Rivera justifica el golpe con un manifiesto de carácter regeneracionista e
incluso moralista, criticando la “vieja política” y presentando un claro componente populista a fin de ganarse
el apoyo popular. Este manifiesto recoge su firme voluntad de limpiar el país de caciques, acabar con el
bandidaje político, la indisciplina social y las amenazas a la unidad nacional.
El
último gobierno de concentración
anterior al golpe, liderado por García Prieto pretendía una reforma de la Constitución, de la ley electoral y el
sistema de turno de partidos, de las relaciones laborales así como limitar el
poder del rey.
Al cerrar el Parlamento se impedía
todo
ello. La dictadura era una solución anticonstitucional para evitar las reformas
del sistema que podían amenazar a determinados sectores sociales.
La reorganización del
Estado.
La dictadura de Primo de Rivera pasó por dos fases diferenciadas.
Desde sus inicios hasta 1925
gobernó un Directorio Militar, pero luego se
incluyeron como ministros a personalidades civiles como José Calvo Sotelo en
Hacienda o Eduardo Aunós en Trabajo.
Se pasó entonces a un Directorio
Civil, aunque aún era importante la presencia de los
militares y el carácter del régimen
siguió siendo autoritario.
Durante
el Directorio Militar se tomaron medidas
de carácter dictatorial como la suspensión
del régimen constitucional, disolución
de las cámaras legislativas, cese de
las autoridades civiles, prohibición
de las actividades de los partidos políticos y los sindicatos, etc. Además
se llevó a cabo la militarización del
orden público y una amplia represión
contra el obrerismo más radical de cenetistas y comunistas
En
su intento por eliminar el caciquismo se elabora el Estatuto Municipal y el Provincial, se disolvieron los ayuntamientos que se sustituyeron por
Juntas de Vocales integradas por los mayores contribuyentes de cada
localidad, nombradas a través de los gobernadores civiles. Pero La regeneración prometida fue una gran farsa,
ya que se suspenden los mecanismos electorales y el único cambio fue
sustituir unos caciques por otros.
Durante el Directorio Militar el
conflicto de Marruecos fue el centro de interés político de
Primo de Rivera que llegó a asumir
personalmente el Alto Comisionado de
Marruecos en 1924. Al año siguiente, se organiza con Francia el desembarco de Alhucemas con gran éxito.
A esto le siguen varias derrotas, Abd el
Krim se entrega a las tropas francesas. En 1927 se da por concluida la
ocupación efectiva de todo el protectorado.
En
principio la idea que la dictadura fuese
transitoria, tras la que se volvería al régimen constitucional, pero
ya desde 1926 Primo de Rivera abandona esta idea, por lo que intenta consolidar institucionalmente su régimen
para darle continuidad y permanencia, idea que se deduce de la influencia
del fascismo italiano en este momento.
Para
ello se lleva a cabo la convocatoria de una Asamblea Nacional Consultiva (1927) de carácter corporativo, donde
sus miembros serían elegidos por designación entre los ciudadanos
pertenecientes a las grandes instituciones públicas (municipios, universidades,
administración, patronales y representantes obreros) el sufragio universal
queda relegado.
Para
conseguir aumentar la adhesión al régimen se
creó un partido único, la Unión Patriótica, partido gubernamental sin un programa ideológico definido
cuya misión era proporcionar apoyo social a la dictadura y seguir las
directrices del poder. Sus afiliados procedían de las filas del catolicismo,
funcionarios de la administración y caciques rurales. Asimismo se
reactivó la institución del Somatén, ciudadanos armados voluntarios, para
colaborar con el mantenimiento del orden público.
Política económica y
social
La dictadura se beneficia de la
buena coyuntura económica internacional tras la I Guerra
Mundial, los “felices años veinte”.
El
régimen inicia un programa de fomento de
la economía en el plano industrial y en las infraestructuras, sin ocuparse
apenas de la agricultura. La idea central era la nacionalización de amplios sectores económicos, aumentando la intervención estatal.
Se
fomentaron grandes obras públicas
como ferrocarriles, carreteras y planes hidroeléctricos, etc. También se
aprueba el Decreto de Protección de la
Industria Nacional que daba ayudas estatales a las empresas que no podían
competir con el exterior; se conceden grandes monopolios a empresas nacionales
como la telefonía o la importación, refinado, distribución y venta de petróleo
a Campsa.
Todo
ello se financia con los llamados presupuestos extraordinarios, y aunque el
presupuesto ordinario parecía cada año equilibrado iba acumulando una gran deuda.
En
el campo la tierra siguió en manos de
los grandes propietarios sin que se realizara reforma alguna, aunque se incentiva el regadío con la creación
de las Confederaciones Hidrográficas,
para el aprovechamiento máximo de los recursos hídricos de los grandes ríos.
En
el plano social, se puso en marcha un modelo de regulación para eliminar los
conflictos laborales mediante la intervención del Estado, integrando los
sectores más conservadores del obrerismo y reprimiendo a los más
radicales. Así se crea la Organización Corporativa Nacional que
agrupa a patronos y obreros en
grandes corporaciones, sindicalismo
vertical, y regula los conflictos laborales por medio de los Comités
Paritarios (patronos y obreros). Su misión era reglamentar salarios,
condiciones de trabajo y arbitrar y mediar en caso de conflicto. El sistema fue
bien visto por sectores que pudieron actuar sin problemas como UGT, pero CNT y
comunistas debieron actuar en la clandestinidad.
La oposición a la
dictadura.
La
integraban algunos líderes de los
partidos dinásticos, los republicanos, nacionalistas, comunistas, anarquistas,
algunos sectores del ejercito la casi totalidad de la intelectualidad.
Los
partidos del turnismo criticaban la
duración del régimen y llevaron a cabo varias conspiraciones en las que participaron militares, como la
“sanjuanada” en junio del 26 o la protagonizada por Sánchez Guerra en 1929, también
apoyada por sectores militares.
A
los intelectuales y el mundo universitario,
la dictadura los controlaba a través de la censura,
limitando sus libertades e incluso cerrando universidades. El problema
deriva en algaradas y protestas estudiantiles que llevan a la creación del gran sindicato Federación Universitaria
Española FUE de carácter republicano. En 1924 un grupo de intelectuales
firma un manifiesto en contra de la política cultural de la dictadura, lo que
conlleva a una dura represión. Unamuno fue desterrado a Fuerteventura y Blasco Ibáñez
se traslada fuera del país donde liderará una campaña contra el rey y el
dictador.
El
conflicto con la oposición más
importante se produjo con los republicanos y los nacionalistas,
especialmente los catalanes. Los republicanos organizan la Alianza Republicana
que une a diversas facciones y desarrolla una amplia campaña contra el régimen
en el exterior.
En Cataluña,
Primo de Rivera había decretado la
liquidación de las Mancomunidades, la prohibición de la lengua catalana y el baile
típico catalán, lo que despertó una gran oposición al régimen, incluso de
los que inicialmente le apoyaban.
Sin
embargo la actuación más decidida la lleva a cabo el catalanismo de izquierdas
republicano del grupo Estat Catalá con el intento de invasión armada desde Francia.
Por
su parte la CNT se muestra contraria al
régimen y fue perseguida, lo que incrementa las diferencias internas, entre
las posturas más violentas y radicales y las más moderadas. En el 27 se funda la Federación Anarquista Ibérica,
FAI, mientras que el PSOE rechaza
abiertamente al régimen y se declara a favor de la republica.
La caída de Primo de
rivera.
Se
produce cuando el rey le retira su apoyo,
convencido de que el mantenimiento de la dictadura sería un peligro para el mantenimiento
de la propia monarquía.
Primo
de Rivera dimite el 30 de enero de 1930,
sustituyéndole el general Berenguer
cuya misión fue convocar unas elecciones que permitieran la vuelta a la normalidad constitucional. Este periodo se
conoce con el nombre de “dictablanda”.
La
oposición empezó a organizarse. Republicanos,
catalanistas de izquierda y el PSOE firman el Pacto de San Sebastián en agosto de 1930, un programa conjunto
para presentare a las elecciones y formar así un gobierno provisional que diera
paso a la futura republica.
Berenguer fue incapaz
de realizar la convocatoria de elecciones, siendo sustituido por el almirante Aznar que convoca las elecciones en los tres niveles establecidos:
municipales, provinciales (diputaciones) y legislativas.
El
gobierno decide empezar por las
municipales, al considerarlas menos peligrosas para la monarquía fijándose para
el 12 de abril de 1931. Con ello se intenta volver a la normalidad constitucional y borrar la imagen de Alfonso
XIII excesivamente comprometida por
la anterior dictadura.
No
obstante, las elecciones se presentaron como un plebiscito a favor o en contra
de la monarquía.
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