domingo, 23 de febrero de 2014

LA CRISIS DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN 1898 1931

 
LA CRISIS DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN 1898/1931

El desastre del 98 significó una gran conmoción en el país. El sistema de la Restauración entró en una nueva fase que se inicia con la subida al trono de Alfonso XIII  y finaliza con la caída de la monarquía y la proclamación de la II Republica.

1.- El reformismo dinástico.

1.1.- El fracaso del primer gobierno regeneracionista.

En 1899 la regente Mª Cristina da su confianza a un nuevo líder conservador, Fco. Silvela. Este nuevo gobierno, tenía voluntad de renovación e inicia una política reformista con proyectos de descentralización administrativa, pero también impulsó una política fiscal que aumentaba los tributos sobre productos de primera necesidad y creaba nuevos impuestos para hacer frente a las deudas generadas por la guerra de Cuba.

Esta subida de impuesto dio lugar a un boicot, especialmente en Cataluña, de los contribuyentes a la recaudación (cierre de cajas).

Los ministros más renovadores dimiten y aunque el gobierno conservador resiste, la regente entregó el poder a los liberales en 1901. El espíritu de regeneración se abandona y vuelven las antiguas prácticas del turno de la Restauración.

1.2.- Las reformas de Maura y Canalejas

Permanente inestabilidad.

·         Personalidad de Alfonso XIII  que jugó desde un principio un papel activo: se implicó en los cambios de gobierno, participó en la acción política y se rodeó del sector más conservador  del generalato por cuyas opiniones se deja influir de forma continua.

·         División de los partidos de turno debido a la desaparición de los dirigentes históricos.

·         Progresivo debilitamiento del caciquismo que resta eficacia al falseamiento electoral.

 

En 1902 Alfonso XIII, sube al trono con 16 años, coincidiendo con una renovación de líderes de los partidos dinásticos. Maura liderará  el Partido Conservador, mientras que la  muerte de Sagasta, lleva a Canaleja a la jefatura del Liberal. Ambos influidos por la política regeneracionista realizaran importantes proyectos de reforma, aunque el miedo a la participación democrática real, mantendrá el turno dinástico y el falseamiento electoral.

         

          En 1904 Maura asume la jefatura de gobierno con un espíritu renovador y reformista aunque dentro de una línea de conservadurismo. Su idea era la revolución “desde arriba”, el régimen debía reformase desde el gobierno para evitar el riesgo de una revolución popular.

Por ello pretendía regenerar el sistema a partir de la formación de una nueva base social, las llamadas “masa neutras” con quien configuraría un Estado fuerte, gobernando de forma eficaz para desbancar tanto a la vieja casta caciquil como a las clases populares.

En 1905 tendrá lugar otro acontecimiento que marcará la vida política.  Un semanario satírico catalán publica un chiste antimilitarista, lo que provoca la respuesta de unos 300 oficiales de la guarnición de Barcelona que deciden vengar lo que para ellos es una afrenta. Los autores del ataque a la sede de la revista, no solo no son castigados sino que se verán respaldados por el resto de militares.

          La protesta militar llegó a exigir al gobierno una ley de jurisdicciones según la cual los delitos contra el ejército y la patria quedarían bajo control de los tribunales militares. El gobierno liberal accederá a ello en 1906 en un clima de protesta en las calles ya que esta ley identificaba los delitos contra el Ejército, incluidas las injurias, delitos contra la patria y los pone bajo jurisdicción militar.  Su derogación fue objetivo principal de los partidos nacionalistas, republicanos y obreros.

Otro cambio significativo,  fue la Ley Electoral de 1907, que aunque no acaba con la corrupción ni democratiza el sistema, al menos, dificultó el fraude electoral.

Maura, intenta atraer hacia el régimen el nacionalismo moderado no republicano (Lliga Regionalista). Intenta llegar a acuerdos con el catalanismo otorgando más autonomía a los ayuntamientos y diputaciones y reconociendo las regiones (Proyecto de Reforma de la Administración)

También lleva a cabo medidas económicas para reactivar la industria y promulgó la Ley de Colonización Interior para fomentar la agricultura. A nivel social, estableció la Ley del Descanso Dominical y crea el Instituto Nacional de Previsión dedicado a los seguros obreros. Pero la defensa del equilibrio social le llevó  a ser muy intransigente en temas de orden público (dura represión cometida en los sucesos de la Semana Trágica) lo que conllevó la caída de su gobierno.

En 1910 Canalejas forma un gobierno liberal. En su programa defiende la modernización de la política para lo que intenta atraerse a sectores como los republicanos o los socialistas, etc., proyectando un mayor reformismo social y limitando el poder de la Iglesia.

El gabinete de Canalejas lleva a cabo una amplia tarea legislativa:

­          Reforma del proceso de financiación de la Iglesia

­          Profundiza la separación Iglesia-Estado

­          La negativa de la iglesia ante cualquier reforma lleva al establecimiento de la Ley del Candado 1910 que prohibía el establecimiento de nuevas órdenes religiosas.

­          Se sustituye el impuesto de consumos por un impuesto progresivo sobre la renta (descontento de los acomodados)

­          Lleva a cabo la Ley de Reclutamiento, obligatorio en tiempos de guerra, suprimiendo la redención en metálico.

­          Leyes laborales encaminadas a mejorar las condiciones laborales, como la normativa sobre el trabajo de la mujer.

­          Legislación laboral

-Ley protectora de accidentes de trabajo,  Ley sobre condiciones de trabajo de mujeres y niños, Ley de descanso dominical, Ley de huelgas y el Instituto Nacional de Previsión para el retiro obrero

­          También se muestra sensible con las autonomías regionales, sobre todo el catalán, por lo que elabora la Ley de Mancomunidades, que permitía la unión de las diputaciones para hacerse cargo de la gestión de algunos servicios públicos.

Pero todas estas reformas se vieron paralizadas por la muerte de Canalejas a manos de un anarquista en 1912. El nuevo gobierno de Dato puso en marcha la ley de mancomunidades pero sólo se constituye la de Cataluña.

2.- Las fuerzas de la oposición. (resumido en letra más grande)

Al margen de los partidos dinásticos, las fuerzas de la oposición se fueron haciendo más fuertes.

El republicanismo

Era la principal fuerza de oposición y la minoría parlamentaria más numerosa pero tenía un problema, la fragmentación en diversos grupos, Unión Republicana de Salmerón, Partido Radical de Lerroux, anticatalanista y anticlerical. La Conjunción republicano socialista en colaboración con el PSOE y el Partido Reformista con un gran número de intelectuales.  

Así nace la Unión Republicana, para dar homogeneidad al republicanismo de la mano de Salmerón y Alejandro Lerroux, que consiguió ciertos éxitos electorales, acercándose a los nacionalismos regionalistas de Cataluña, Galicia y Valencia.

Pero esta orientación fue rechazada por un sector encabezada por Lerroux que funda el Partido Radical, de marcado carácter anticatalanista con un discurso demagógico, anticlerical y supuestamente revolucionaria.

El republicanismo colaboró con el PSOE, creando la Conjunción republicano-socialista con cierto éxito electoral.

También de carácter republicano, el Partido Reformista de Melquíades Álvarez al que se unen intelectuales como Azaña y Ortega y Gasset, pero nunca llegó a ser una formación muy numerosa.

 

Los nacionalismos: Cataluña y País  Vasco.

En Cataluña surgen varios partidos: la Lliga Regionalista de carácter conservador,  republicanos como el Centre Nacionalista Republicana y la Unió Federal Nacionalista Republicana.

Como coalición electoral Solidaridad Catalana. Otros como el Partit Republicá Catalá y Lliga regionalista, el Estat Catalá  y Esquerra Republicana entre otros.

o    la Lliga Regionalista de carácter conservador de Prat de la Riba y Francesc Cambó. También se fue desarrollando un catalanismo republicano con el Centre Nacionalista Republicana y la Unió Federal Nacionalista Republicana.

o    Como reacción al anticatalanismo del gobierno liberal, se constituye la coalición electoral Solidaridad Catalana que agrupa a catalanistas, republicanos y carlistas.

o    En 1917 se crea el Partit Republicá Catalá de Marcelino Domingo

o    En 1922 surge de la separación de la LLiga Regionalista, el Estat Catalá, dirigida por Francesc Maciá. 

o    Y en 1933 Esquerra republicana de Catalunya

 

En el País Vasco

El nacionalismo estuvo marcado por las disputas sobre los aspectos que debían destacar en este grupo: independentismo, autonomismo o catolicismo. El PNV pasa a llamarse Comunión Nacionalista Vasca de la que se escinde la Acción Nacionalista Vasca. Llega incluso a tener un sindicato propio.

En 1916 el PNV pasó a llamarse Comunión Nacionalista Vasca de la que se escinde Acción Nacionalista Vasca de carácter republicano.

Aunque fragmentados el nacionalismo  se vio favorecido por el gran auge económico vasco. A partir de 1917 empezó a tener una representación parlamentaria notable.

En 1911 el PNV crea su propio sindicato de confesionalidad católica, Solidaridad de Obreros Vascos (ELA-STV)

 

La derecha antiliberal: el carlismo.

En los primeros años del siglo XX el carlismo seguía vivo. Pero el fallecimiento del pretendiente y la sucesión en su hijo don Jaime de Borbón, generó disputas y disidencias dentro del partido. De él se escinden el Partido Tradicionalista de carácter germanófilo  y el Partido Nacional o Integrista extremadamente conservador. En 1931 las tres fuerzas, carlistas, integristas y tradicionalistas  se unieron en un solo partido, Comunión Tradicionalista.

A raíz de la I Guerra Mundial  un grupo se manifestó germanófilo y fundó el Partido Tradicionalista de Juan Vázquez de Mella. También se escindió el Partido Católico Nacional o Integrista, con una visión extremadamente conservadora.

Los apoyos de estos grupos están en Navarra, el País Vasco y Cataluña, y otras zonas como Sevilla y Huelva. Ambos grupos tuvieron representación en el Parlamento.

Desde 1917, la derecha antiliberal reclamaba la necesidad de una dictadura que impusiese el orden social, por lo que apoyarían a Primo de Rivera.

 

La oposición obrera.

Socialistas, partido y sindicato.

Al comenzar el siglo XX el partido aún tenía una fuerza relativa, pero sus solidas bases le permitieron un progresivo crecimiento.  Sus directrices eran muy marcadas: la organización debía preservarse por lo que no llevaron a cabo grandes acciones revolucionarias; no podían aliarse con los grupos burgueses, para preservar su identidad y diferenciarse de ellos y su  principal objetivo era la representación parlamentaria, ya en 1910 Pablo Iglesias consiguió un acta de diputado.


En lo que respecta a su sindicato, su crecimiento fue aún mayor. Era partidario de la acción política para conseguir reformas sociales y laborales, defendiendo la participación de representantes obreros en los organismos estatales. En cuanto a su organización se basaba en la federación, a escala local y provincial, de sindicatos de oficio.

A partir de 1917 el sindicalismo socialista empezó a crecer, sobre todo en Madrid, País Vasco, Asturias, Andalucía y algo menos en Levante.

             La vinculación PSOE y UGT fue muy estrecha y sus dirigentes frecuentemente militaban en ambas formaciones. En 1918 Julián Besteiro, Fco. Largo Caballero e Indalecio Prieto consiguieron acta de diputado. Sus nuevos dirigentes eran partidarios del parlamentarismo y de una práctica política reformista y moderada.

                

El estallido de la Revolución rusa provoca una escisión en el socialismo, partidarios del bolchevismo fundan en 1921 el Partido Comunista de España PCE, con núcleos activos en Vizcaya y Asturias.

Anarcosindicalismo: CNT

El anarquismo tiene presencia en Cataluña, Andalucía, Aragón, Asturias y Levante. En 1907 se crea Solidaridad Obrera, una federación de asociaciones de trabajadores de carácter apolítico, reivindicativo y favorable a la lucha revolucionaria. Contaban con prensa propia, Tierra y Libertad y Solidaridad Obrera, que impulsa en 1910 la fundación de la Confederación Nacional del Trabajo CNT con el objetivo de extenderse por toda España y dar estabilidad al sindicalismo anarquista.

La ideología de basaba en tres principios básicos: la independencia del proletariado frente a la burguesía y sus instituciones (Estado) por lo que se declaraban apolíticos; la necesidad de la unidad sindical de los trabajadores y la voluntad de derribar al capitalismo mediante la expropiación a los burgueses. La acción revolucionaria debe llevarse a cabo mediante huelgas y boicots hasta llegar a la huelga general revolucionaria.

La CNT tuvo altibajos, fue incluso prohibido desde 1911 hasta 1914. Durante la I Guerra Mundial colabora con la UGT en la huelga general revolucionaria de 1917.

El número de sus afiliados aumenta considerablemente, con grandes líderes como Salvador Seguí, Ángel Pestaña y Joan Peiró. En los congresos del 18 y 19 se toman acuerdos importantes como la creación de los Sindicatos Únicos de la Industria, para sustituir a los viejos sindicato de oficio; se reafirma su apoliticismo y la necesidad de la negociación directa entre obreros y patronos, sin la intervención de fuerzas políticas o de representantes del Estado.

 

3.- De la Semana Trágica a la huelga revolucionaria 1909-1917

El régimen de la Restauración fue incapaz de solucionar los conflictos sociales, agravándose a partir de 1909.

El conflicto colonial de Marruecos

España había afianzado su presencia en el Norte de África. Desde 1906 tras la Conferencia de Algeciras y el posterior Tratado hispano francés de 1912, se había establecido un protectorado entre ambos países en la zona de Marruecos.

España estaba presente en la zona montañosa de El Rif, donde tenía la obligación de pacificar  y organizar dicho territorio. Su interés se basaba tanto en los posibles intereses económicos como en el deseo de restaurar el prestigio del ejército español tras el desastre de Cuba convirtiéndose de nuevo en una potencia colonial.

Sin embargo los ataques rifeños organizados en cabilas (Tribu de beduinos o de beréberes) fueron constantes. De hecho, en 1909 derrotaron a los españoles en el Barranco del Lobo, ocasionando muchas bajas.

El Estado plantea aumentar allí el numero de sus efectivos, por lo que llama a los reservistas, muchos de ellos casados y con hijos lo que provoca un importante movimiento de protesta popular.

La semana trágica.

La movilización contra a la guerra se inicia en el puerto de Barcelona el 18 de julio de 1909 durante el embarque de las tropas. El 24 se forma un comité de huelga donde participan republicanos lerrouxistas, socialistas y anarquistas que llamaron a la huelga general el 26.

Pero la huelga se convierte en revuelta popular  que supera su objetivo inicial y termina siendo un estallido espontáneo de las tensiones sociales acumuladas. Los incidentes callejeros aumentaron, se levantaron barricadas, se enfrentaron con las fuerzas de orden público, desarrollándose un fuerte sentimiento anticlerical que finaliza con el ataque e incendio de numerosos centros religiosos.

El gobierno responde, declarando el Estado de guerra y enviando refuerzos para reprimirlos. El número de muertos y heridos radicaliza el movimiento insurreccional, pero la falta de dirección y coordinación política  desemboca en acciones incontroladas de grupos que no tienen objetivos claros.

La situación se controla el 2 de agosto. Maura lleva a cabo una dura represión posterior, siendo los Tribunales Militares los que llevan a cabo los procesos penales. Se realizan 216 Consejos de Guerra que afecta a 1700 personas con 17 condenas de muerte, aunque sólo se ejecutan a 5.

Entre ellos está Fco. Ferrer Guardia pedagogo anarquista, fundador de la Escuela Moderna. Ferrer no había participado en las revueltas, pero la necesidad de dar un castigo ejemplar ante el carácter anticlerical de las manifestaciones, hizo efectivo su ejecución.

La represión gubernamental levantó una oleada de protestas debido a su arbitrariedad. Maura tuvo que hacer frente a duras criticas que llegaron a pedir su dimisión, a las que  se suman campañas internacionales de denuncia que con el lema “! Maura, no!, llevan a Alfonso XIII a llamar a los liberales para formar gobierno.

 

El impacto de la Gran Guerra

En julio de 1914, durante el gobierno conservador de Dato se produce el estallido de la guerra que enfrenta a los estados centrales (Alemania, Austria-Hungría e Italia) contra los aliados (Gran Bretaña, Francia y Rusia)

España se mantuvo neutral, evitando el grave descalabro que hubiera supuesto la guerra para el país. Esta situación le permite beneficiarse económicamente de la guerra, ya que exportaría productos agrícolas e industriales, que los contendientes pagaban a precios muy altos dada su escasez, catalanes y vascos hicieron grandes negocios.

Pero al orientarse la producción a la exportación, los precios interiores también subieron mucho y esta situación no fue paralela a la subida de los salarios. Así las clases populares sufrieron las consecuencias, subida de los productos alimenticios básicos y de los combustibles.

Las condiciones de vida empeoraron lo que llevó a una gran conflictividad social, que desembocaría en una gran manifestación de protesta en la huelga del verano de 1917.

Este año fue de gran conflictividad en toda Europa. En febrero había caído el zarismo y en octubre se producía la revolución bolchevique de la mano de Lenin.

Es España el sistema político de la Restauración había entrado en crisis (necesidad de reformas, crisis del turnismo) el descontento militar y la conflictividad social derivaron en una protesta generalizada contra el gobierno en la que participan los partidos no dinásticos, los militares y las organizaciones obreras.

La protesta militar

El ejército tenía un excesivo número de oficiales en relación a los soldados, esto se debía a que los ascensos se obtenían por méritos de guerra, lo que beneficiaba a los africanistas en detrimento de los peninsulares. Además la situación económica inflacionista bajaba el valor de los ya bajos sueldos militares.

Los descontentos se inician entre los soldados de baja y media graduación, que forman las llamadas Juntas de Defensa, asociaciones militares que se extienden por toda la península (la primera nace en Barcelona). Reclaman aumento salarian y la reforma de los ascensos, reivindicando la antigüedad como único criterio. En el manifiesto de 1917 culpan al gobierno de los males del ejército y piden una renovación política basada en el regeneracionismo.

El gobierno cede a las demandas de las Juntas, cuya actividad fue tolerada. Esta situación hizo creer a las fuerzas de la oposición de que el ejército se sumaría a las peticiones de renovación política.

La crisis política.

El gobierno conservador de Dato había sido sustituido en 1916 por el liberal del conde de Romanones que continúa con las viejas prácticas de corrupción política. Debido a las quejas, cierra las Cortes en julio de 1916.

En abril del 17 Dato volvió a asumir la jefatura de gobierno. En junio de ese mismo año, un grupo de diputados de la oposición exige la reapertura de las cortes. El gobierno se negó y declara el Estado de Excepción, aumentando la censura de prensa.

Como reacción y aprovechando la crisis por la protesta militar, a iniciativa de la Lliga Regionalista se organiza en Barcelona una Asamblea de Parlamentarios catalanes (5 julio 1917) que pide la formación de un gobierno provisional, convocatoria a Cortes constituyentes, la reforma del sistema político y la descentralización del Estado.

La Asamblea convoca una reunión de diputados y senadores, pero de 760 sólo asisten 71, en su mayoría catalanistas, republicanos y socialistas. El gobierno prohibió la convocatoria que se celebra el 19 de julio siendo disuelta por la Guardia Civil.

Este movimiento no tuvo continuidad y desapareció sin conseguir nada. Los monárquicos no lo apoyan, los regionalistas y grupos de izquierda no llegan a un acuerdo, mientras que las Juntas de Defensa tampoco les otorgan su apoyo.

La huelga general revolucionaria.

En marzo de 1917 las centrales sindicales CNT y UGT firman un manifiesto conjunto en el que exige al gobierno que actúe para contener los precios ante la amenaza de una huelga general.

En agosto de 1917, la UGT con el apoyo del PSOE hace un llamamiento a la huelga general. La protesta tuvo un carácter político y revolucionario reclamando el fin de la monarquía, la formación de un gobierno provisional, la convocatoria a Cortes y el paso a un sistema republicano.

La huelga tuvo una incidencia desigual, ya que apenas si participaron los sectores campesinos. En lugares como Madrid, Barcelona, País Vasco y Asturias se llegó a paralizar la vida ciudadana.

El gobierno llevó a cabo una dura represión con la Ley Marcial, enviando al ejército a sofocar el movimiento. Hubo más de 60 muertos, dos centenares de heridos y unos dos mil detenidos. La huelga general fracasó y no consigue grandes apoyos, pero tuvo enormes consecuencias: debilitó el sistema, demostró su brutalidad y radicalizó a la oposición.

 

4.- La descomposición del sistema 1917-1923

Entre 1917 y 1923 el gobierno fue incapaz de llegar a cabo reformas, mientras que el sistema se iba descomponiendo.

El sistema de la Restauración entró en crisis debido a los nulos deseos de renovación política de los dirigentes dinásticos y de la fuerte heterogeneidad y debilidad de la oposición.

Los partidos políticos, sin líderes claros, se fragmentaron lo que hacía imposible alcanzar mayorías parlamentarias para conformar gobiernos estables. Frecuentemente se recurría a gobiernos de concentración. El más importante fue el Gobierno Nacional de Maura en 1918 en la que participan líderes dinásticos y regionalistas catalanes. Pero las diferencias imposibilitan al gobierno a realizar reformas

Tras el fracaso de los gobiernos de concentración, se vuelve al turno dinástico, entre 1918 y 1923 hubo 10 cambios de gobierno ninguno de más de un año de duración. Del 19 al 22 gobierno conservadores y después de nuevo, los liberales. Pero a pesar de recurrir al fraude electoral ningún gobierno tuvo mayoría para gobernar y se tuvo que utilizar frecuentemente la suspensión de garantías constitucionales y la clausura del Parlamento.

Conflictividad obrera y pistolerismo

Los años posteriores a la Guerra Mundial fueron de gran conflictividad. Los grupos revolucionarios pusieron sus esperanzas en el éxito de la revolución bolchevique en la Unión Soviética.  Además el final del conflicto produce un cambio drástico en la situación económica ya que hubo que descender la producción y eso lleva a un aumento del paro y subida de los precios, lo que llevó a la movilización obrera  y un gran desarrollo del sindicalismo.

En Cataluña fue donde la huelga se hizo notar más. En 1919 se había iniciado la  huelga en La Canadiense, suministradora de electricidad a gran parte de Barcelona, que consigue paralizar un 70% de la industria. La huelga duró un mes y medio y acaba con un acuerdo entre huelguistas y patronal. Pero el incumplimiento de la promesa de liberar a los detenidos reanuda la huelga y la patronal contesta con el cierre de empresas, reprimiendo duramente a los sindicatos.

En Andalucía, las quejas del campesinado dan lugar al “trienio bolchevique” (1918/1921). Anarquistas y socialistas promovieron revueltas campesinas que denuncian las condiciones de vida, los salarios bajos y el “hambre de tierras” crónico de Andalucía.  Así se quemaron cosechas, se ocuparon tierras y hubo muchos pueblos controlados por los comités de huelga. Córdoba fue la zona central del movimiento campesino, a la que se sumaron otras provincias andaluzas, manchegas y extremeñas.

La declaración de Estado de guerra, la ilegalización de las organizaciones obreras y la detención de sus líderes ponen fin a la rebelión.

Sin embargo la conflictividad social siguió aumentando llegando a posturas radicales sobre todo en Cataluña. Los patronos para detener a los sindicatos, establecen la Federación Patronal contratando pistoleros a sueldo para asesinar a los dirigentes obreros, llegando incluso a cerrar empresas. Además fundan el Sindicato Libre, que fomentan acciones violentas contra los anarquistas.

Algunos grupos vinculados a CNT llevan a cabo un activismo de carácter violento, atentando contra autoridades, patronos y fuerzas del orden

En Barcelona la actuación de la Federación Patronal protegió a los pistoleros de la patronal y llevó a cabo una dura represión de los sindicalistas, poniendo en práctica la Ley de Fugas, según la cual la policía podía disparar contra los detenidos en caso de fuga.

Esta situación dio lugar a la etapa del “pistolerismo” (1916/1923) en la que hubo más de 800 atentados con un total de 226 muertos. Entre ellos, Dato, presidente del gobierno a manos de un cenetista o Salvador Seguí, dirigente sindical.

A partir de 1920 se inicia una nueva crisis, esta vez en Marruecos, en la zona oriental del protectorado, en torno a Melilla, donde las tropas rifeñas hostigaban constantemente al ejército español.

Esta zona tenía un escaso valor económico ni siquiera para las compañías mineras, que inicialmente se establecieron  allí. A las clases populares tampoco estaban a favor de la guerra, mientras que el ejército estaba dividido a causa del sistema de ascensos por méritos de guerra. Por tanto los interesados en esta empresa eran los llamados “africanistas” muy vinculados a la corona y a Alfonso XIII.

 Un año después se intentan varias operaciones para controlar a los rebeldes, nombrándose al general Silvestre, afín a Alfonso XIII y partidario de atacar a las cabilas rifeñas. Silvestre inicia una ofensiva que acaba en un verdadero desastre, el ejercito fue derrotado en Annual, donde se perdió el territorio ocupado y se produjeron 13.000 bajas.

La derrota del Annual produjo una enorme indignación pública y originó un intenso debate sobre la deficiente organización y preparación del ejército español.  Los soldados no tenían suficiente preparación militar, desconocían el terreno y no tenían interés en la expansión colonial, incluso el propio Silvestre llevó a cabo la operación con torpeza y desconocimiento.

El gobierno y la administración colonial en Melilla fueron acusados de negligencia y corrupción. La investigación de la derrota se encargó a una comisión que elaboró el informe llamado “Expediente Picasso” donde se revelaban cuestiones graves e incluso la vinculación del propio rey en la mala gestión del tema marroquí

En 1923 inmersos en una grave tensión social y con un gobierno inestable, el anuncio de que el caso del Annual sería discutido en el Parlamento para pedir responsabilidades, movilizó a sectores del ejército y de la derecha, que creían que la solución a la crisis estaba en una dictadura militar. El documento apenas si se discutió en el Parlamento, a ello se opuso el ejército, el sector conservador y el monarca.

El intento de impedir que el informe se difundiera y debatiera fue el detonante que llevó a Primo de Rivera a realizar el golpe de Estado para poner fin al sistema parlamentario.

 


 

 

 

LA GUERRA EN ULTRAMAR


LA GUERRA EN ULTRAMAR

Antecedentes

Para comprender las causas de la Guerra de Cuba nos tenemos que remitir a la Guerra Larga (1868-78) debida a los intereses opuestos, en lo político y económico, entre cubanos y peninsulares. Cuba carecía de derechos políticos y seguía gobernada por un capitán general con poder absoluto. El monopolio comercial español y los aranceles limitaban su actividad comercial que, sin embargo, tenían en Estados Unidos el principal mercado para su producción agraria. La Paz de Zanjón, que prometía autonomía, fin del esclavismo y amnistía política, puso fin a este conflicto, pero su incumplimiento, debido a la oposición de los grandes propietarios cubanos y de los comerciantes españoles, sirvió de detonante para la guerra definitiva. El deseo de independencia fue desplazando al de autonomía.

El incumplimiento de lo pactado en la Paz de Zanjón desencadenó la reanudación del conflicto en 1895, tras el episodio conocido como la “Guerra Chiquita” (1879/80). La dependencia política y económica de Cuba respecto a la metrópoli y los intereses geoestratégicos estadounidenses, que apoyaron a los independentistas, encendieron de nuevo la mecha

Cuba, la perla de las Antillas

Tras la paz de Zanjón 1878, Cuba esperaba que el gobierno español, aplicara las reformas prometidas:

·         igualdad en derechos y  representación en  Cortes como el resto de españoles peninsulares

·         participación en el gobierno de la isla

·         libertad de comercio

·         eliminación de la esclavitud (ingenios de azúcar)

Pero ninguna de estas peticiones se iba a llevar a cabo debido a la oposición de los grandes propietarios, los negreros y los comerciantes peninsulares.

            En Cuba igual que en la península se crean dos grandes partidos:

­          Partido autonomista integrado por cubanos, pedía autonomía con un programa de reformas políticas y económicas, pero sin llegar a la independencia total. Tuvo una amplia representación en el Parlamento español.

­          Unión constitucional, partido españolista que cuenta con un gran apoyo de peninsulares en Cuba

Durante los gobiernos de Sagasta se intenta introducir mejoras en la isla, pero sólo logra abolir de manera formal la esclavitud 1888

            En 1893 se intenta reformar el estatuto colonial cubano, pero la presión de los intereses coloniales económicos españoles puso freno a su desarrollo.

La administración fue ineficaz para introducir reformas en la isla, lo que provoca  un deseo mayor de independencia y emancipación.

            En esta línea surge José Martí que funda el Partido Revolucionario Cubano con el objetivo de alcanzar la independencia, propugnaba la construcción de una república independiente y democrática para lo que busca el apoyo de EEUU.  

Este grupo alcanza un gran apoyo social en el que destacan revolucionarios como Máximo Gómez, Antonio Maceo y Calixto García que habían luchado en la guerra de los Diez años y no habían aceptado los acuerdos de Zanjón.           El problema se inicia en 1891 cuando el gobierno español eleva las tarifas arancelarias para los productos importados a la isla que no fuesen peninsulares (arancel Cánovas).

 

            Su principal cliente era EEUU que compraba el azúcar y el tabaco cubanos, pero no podía vender en la isla si no pagaba altos aranceles de entrada. Así adquiría el 88% de productos cubanos pero solo vendía un 32% ya que el resto de productos se compraban en España.

            Así el presidente norteamericano McKinley se queja de tal situación y amenaza con cerrar las puertas al azúcar y el tabaco cubano si España no variaba la política arancelaria.  De esta forma el gobierno español temía que a las ideas independentistas se sumara la ayuda norteamericana.

La gran insurrección

            En 1879 se produjo una nueva insurrección que dio lugar a la “Guerra Chiquita” los mambises (insurrectos cubanos) fueron derrotados al año siguiente por la falta de apoyos, la escasez de armamento y la superioridad del ejército español.

            Años más tarde en febrero de 1895, se inicia un levantamiento generalizado al Grito de Baire, -¿Viva Cuba libre!-  y el Manifiesto de Montecristi que comienza en Santiago de Cuba y se extiende rápidamente hasta la capital.

            El jefe del gobierno Cánovas envía un ejército al mando de Martínez Campos con la intención de pacificar la isla a través de una fuerte acción militar pero acompañada de un esfuerzo político  de conciliación con los sublevados.

            Martínez Campos fracasa  y será sustituido por Valeriano Weylar que cambia los métodos de lucha e inicia una férrea represión. Así para evitar el apoyo campesino a la insurrección, se organizan las “concentraciones de campesinos” y se les obliga a cambiar de asentamiento recluyéndolos en determinados pueblos sin posibilidad de contacto con los combatientes. Trochas.

            Weyler destacó por la dureza de su represión, aplicando la pena máxima a los rebeldes e incluso a la población civil, a la que ya afectaba el hambre y las epidemias.

            A nivel militar la guerra no fue muy favorable a los españoles. Su desarrollo en plena selva, la manigua era un gran inconveniente. Además los españoles no estaban preparados para luchar contra unas fuerzas que se agrupaban y se dispersaban rápidamente. El ejército español no contaba con los medios adecuados, estaba mal aprovisionado, le faltaban pertrechos y era presa de las enfermedades tropicales.

            En 1897 tras la muerte de Cánovas, el gobierno liberal destituye del cargo a Weyler y envía al general Blanco. Este inicia una estrategia conciliadora con los cubanos a fin de llegar un acuerdo por el que Cuba siguiese bajo soberanía española y evitar así el conflicto con EEUU

            Las reformas que se decretan, autonomía para la isla, sufragio universal masculino, igualdad de derechos con los peninsulares y autonomía arancelaria llegaron demasiado tarde que ya contaban con el apoyo norteamericano.

Paralelamente en 1896 se produce una rebelión en las islas Filipinas. Esta zona apenas si contaba con población española y la presencia militar era igualmente  débil, aunque la presencia de misioneros era considerable. Además los intereses económicos en la zona también eran menores que en Cuba, de allí interesaba el tabaco y que era un lugar geoestratégico para el comercio con Asia.

El independentismo filipino se organiza en torno a la Lliga Filipina de José Rizal y la organización clandestina Katipunan que contaban con el apoyo de una parte de la burguesía mestiza hispanohablante y de la población indígena.

La insurrección se inicia en Manila, que será duramente reprimida por García Polavieja que condena a Rizal a muerte. Con la llegada de los liberales al gobierno español, se nombra como capitán general a Fernando Primo de Rivera pacifica momentáneamente la insurrección.

La intervención de Estados Unidos

EEUU tenía su zona de influencia en el Caribe y en el Pacifico, en Hawái y Japón.  Respecto a Cuba, su interés ya se había demostrado en diferentes opciones de compra de la isla que España había rechazado. Además el presidente Mckinley mostraba abiertamente su apoyo a los insurrectos  mediante el envío de armas.

 

 

La ocasión para la guerra se la dio el incidente con el acorazado estadounidense Maine que estalla en el puerto de La Habana en abril de 1898. EEUU culpa falsamente al estado español enviando un ultimátum exigiendo la retirada de Cuba.

El gobierno español negó cualquier ataque a intereses norteamericano y rechaza el ultimátum, amenazando con declarar la guerra en caso de invasión de la isla. Así aunque los españoles eran conscientes de su inferioridad militar, sería humillante  deshonroso, aceptar sin luchar, el ultimátum.

La guerra hispano-norteamericana se inicia con el envío de una escuadra al mando de Cervera que será rápidamente derrotada en la batalla de Santiago, donde barcos modernos se enfrentan a los antiguos barcos españoles. Igual suerte sufre la escuadra española en Filipinas en la Batalla de Cavite.

La desigualdad de fuerzas, por su número y nivel tecnológico, explican la brevedad de la batalla y la contundencia de la derrota que apenas supuso bajas para EEUU mientras que murieron unos 600 españoles y todos los supervivientes fueron hechos prisioneros. Unas semanas después los norteamericanos desembarcaban en Puerto Rico

En diciembre de 1898 se firma la Paz de Paris en la que España se compromete a abandonar Cuba, Puerto Rico y Filipinas que pasaron a ser un protectorado norteamericano.

El ejército español volvía vencido y destrozado mientras que los españoles que vivían en la isla se preparaban para la repatriación.

LAS CONSECUENCIAS DEL DESASTRE DEL 98

Una crisis política y moral.

La guerra supuso unas notables pérdidas materiales en la colonia, pero no así en la metrópoli, donde la crisis económica fue menor. Para hacer frente a los gastos de la guerra se llevó a cabo una reforma de la Hacienda de Fernández Villaverde que aumentó la presión fiscal.

A pesar de la derrota, tampoco sobrevino una crisis política, ya que  El sistema de la Restauración sobrevivió. Sin embargo, se empiezan a difundir las ideas políticas regeneracionistas que eran muy críticas con el sistema político y la cultura españolas.

Además,  se produce un incremento del movimiento nacionalista vasco y catalán, que denuncian la incapacidad de los partidos dinásticos para llevar a cabo una política renovadora y descentralizadora.

La crisis del 98 fue sobre todo una crisis moral e ideológica que causó gran impacto. La sociedad y la clase política se sumió en un sentimiento de desencanto y frustración, ya que la derrota suponía la destrucción del mito del Imperio español (mientras en Europa se está desarrollado la carrera del Imperialismo) lo que dejaba al país como una potencia de segundo orden en el plano internacional.

En el exterior la prensa presentaba a España como una “nación moribunda”, con un ejército débil e ineficaz, un sistema político corrupto y unos políticos incompetentes, opiniones que en gran parte compartían la opinión pública española.

El regeneracionismo

Entre los intelectuales se sentía que se había perdido una oportunidad para modernizar el país. Esta era la línea de pensamiento de un grupo de intelectuales reunidos en la Institución Libre de enseñanza. (Creado cuando muchos profesores abandonan la universidad al prohibirse la libertad de cátedra) Entre los intelectuales destacan Francisco Giner de los Ríos, muy influido del krausismo.

            Gran parte de los intelectuales formados en la Institución pensaban que la sociedad y la política en España estaban demasiado influidas por la doctrina católica y eso entorpecía la modernización de la cultura y el desarrollo de la ciencia.

            Esta corriente que defendía la regeneración de España acabó conociéndose como regeneracionismo. Su máximo exponente fue Joaquín Costa, escritor y creador de instituciones sociales y económicas como la Lliga Nacional de Productores e inspirador de un partido político Unión Nacional, de carácter popular y crítico con el sistema de la restauración.

La crisis del 98 acentuó la crítica regeneracionista que denunciaba los efectos de la psicología colectiva española, que existía una especie de “degeneración” de lo español y que era preciso la regeneración del país.            Defienden la necesidad de mejorar la situación del campo español y elevar el nivel educativo y cultural del país (lema de Costa, escuela y despensa).

            En la década de los 90 se produce una renovación de la ciencia, con la introducción del positivismo, los adelantos de  la medicina, la ciencia experimental y la sociología. También en literatura, con la llamada “generación del 98” se intenta analizar “el problema” de España con un tono crítico y pesimista. Era el momento de una regeneración moral, social y cultural del país.

El fin de una época.

El desastre del 98 significó el fin del sistema de la Restauración canovista y la aparición de una nueva generación de políticos, científicos, intelectuales y empresarios en el gobierno de Alfonso XIII.

            Pero la política reformista de tono regeneracionista que se pone en práctica tras la crisis del 98 no llevó a cabo reformas profundas, sino que se limitó a dejar que el sistema siguiera funcionan con cambios mínimos.

La derrota militar tuvo consecuencias para el ejército, ya que se les culpabilizaba del desastre. Frente a un creciente antimilitarismo de una parte de la sociedad, un sector del ejército se inclina hacia posturas autoritarias e intransigentes, culpabilizando de la derrota a la ineficacia y corrupción de los políticos.

            Dentro del ejército se desarrolla un sentimiento corporativo, junto con el convencimiento de que debían tener una mayor presencia y protagonismo en la vida política del país. Esta intervención fue aumentando en las primeras décadas del siglo XX y culmina con el golpe de estado de Primo de Rivera y el posterior de Fco. Franco.