LA
CRISIS DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN 1898/1931
El desastre del 98 significó una gran conmoción en el país. El sistema de la Restauración entró en una
nueva fase que se inicia con la subida al trono de Alfonso XIII y finaliza con la caída de la monarquía y la
proclamación de la II Republica.
1.-
El reformismo dinástico.
1.1.-
El fracaso del primer gobierno regeneracionista.
En 1899 la regente Mª Cristina da su confianza a un nuevo líder conservador, Fco. Silvela. Este nuevo
gobierno, tenía voluntad de renovación
e inicia una política reformista con
proyectos de descentralización administrativa, pero también impulsó una política fiscal que aumentaba los
tributos sobre productos de primera
necesidad y creaba nuevos impuestos para hacer frente a las deudas generadas por la guerra de Cuba.
Esta
subida de impuesto dio lugar a un boicot,
especialmente en Cataluña, de los contribuyentes a la recaudación (cierre de cajas).
Los ministros más renovadores
dimiten y aunque el gobierno conservador
resiste, la regente entregó el poder a los liberales en 1901. El espíritu
de regeneración se abandona y vuelven las antiguas prácticas del turno de la
Restauración.
1.2.-
Las reformas de Maura y Canalejas
Permanente
inestabilidad.
·
Personalidad de Alfonso XIII que jugó desde un principio un papel activo:
se implicó en los cambios de gobierno, participó en la acción política y se
rodeó del sector más conservador del
generalato por cuyas opiniones se deja influir de forma continua.
·
División de los partidos de turno debido a la
desaparición de los dirigentes históricos.
·
Progresivo debilitamiento del caciquismo que resta
eficacia al falseamiento electoral.
En 1902 Alfonso XIII, sube al trono con 16 años, coincidiendo con una renovación de líderes de los partidos
dinásticos. Maura liderará el Partido Conservador, mientras que
la muerte de Sagasta, lleva a Canaleja a la jefatura del Liberal.
Ambos influidos por la política regeneracionista realizaran importantes
proyectos de reforma, aunque el miedo a la participación democrática real,
mantendrá el turno dinástico y el falseamiento electoral.
En 1904 Maura asume la jefatura de gobierno con un espíritu renovador y reformista aunque dentro de
una línea de conservadurismo. Su idea era la revolución “desde arriba”, el régimen debía reformase desde el
gobierno para evitar el riesgo de una revolución popular.
Por ello pretendía regenerar el
sistema a partir de la formación de una
nueva base social, las llamadas “masa neutras” con quien configuraría un
Estado fuerte, gobernando de forma eficaz para desbancar tanto a la vieja casta
caciquil como a las clases populares.
En
1905 tendrá
lugar otro acontecimiento que marcará la vida política. Un semanario satírico catalán publica un chiste antimilitarista, lo que provoca
la respuesta de unos 300 oficiales de la guarnición de Barcelona que deciden
vengar lo que para ellos es una afrenta. Los autores del ataque a la sede de la
revista, no solo no son castigados sino que se verán respaldados por el resto
de militares.
La
protesta militar llegó a exigir al gobierno una ley de jurisdicciones según la
cual los delitos contra el ejército y la patria quedarían bajo control de los
tribunales militares. El gobierno liberal accederá a ello en 1906 en un
clima de protesta en las calles ya que esta ley identificaba los delitos contra
el Ejército, incluidas las injurias, delitos contra la patria y los pone bajo
jurisdicción militar. Su derogación fue
objetivo principal de los partidos nacionalistas, republicanos y obreros.
Otro cambio significativo, fue la Ley
Electoral de 1907, que aunque no acaba con la corrupción ni democratiza el
sistema, al menos, dificultó el fraude
electoral.
Maura,
intenta atraer hacia el régimen el nacionalismo moderado no republicano (Lliga Regionalista). Intenta
llegar a acuerdos con el catalanismo otorgando más autonomía a los
ayuntamientos y diputaciones y reconociendo las regiones (Proyecto de Reforma
de la Administración)
También lleva a cabo medidas
económicas para reactivar la industria y
promulgó la Ley de Colonización Interior para fomentar la agricultura. A
nivel social, estableció la Ley del
Descanso Dominical y crea el Instituto Nacional de Previsión dedicado a los
seguros obreros. Pero la defensa del equilibrio social le llevó a ser muy intransigente en temas de orden
público (dura represión cometida en los sucesos de la Semana Trágica) lo que
conllevó la caída de su gobierno.
En
1910 Canalejas forma un gobierno liberal. En su programa defiende la modernización de la
política para lo que intenta atraerse a sectores como los republicanos o los
socialistas, etc., proyectando un mayor reformismo social y limitando el poder
de la Iglesia.
El
gabinete de Canalejas lleva a cabo una amplia tarea legislativa:
Reforma del proceso de
financiación de la Iglesia
Profundiza
la separación Iglesia-Estado
La
negativa de la iglesia ante cualquier reforma lleva al establecimiento de la Ley del Candado 1910 que prohibía el
establecimiento de nuevas órdenes religiosas.
Se
sustituye el impuesto de consumos
por un impuesto progresivo sobre la renta (descontento de los acomodados)
Lleva
a cabo la Ley de Reclutamiento,
obligatorio en tiempos de guerra, suprimiendo la redención en metálico.
Leyes
laborales encaminadas a mejorar las condiciones laborales, como la normativa
sobre el trabajo de la mujer.
Legislación laboral
-Ley protectora de
accidentes de trabajo, Ley sobre
condiciones de trabajo de mujeres y niños, Ley de descanso dominical, Ley de
huelgas y el Instituto Nacional de Previsión para el retiro obrero
También
se muestra sensible con las autonomías regionales, sobre todo el catalán, por
lo que elabora la Ley de Mancomunidades,
que permitía la unión de las diputaciones para hacerse cargo de la gestión de
algunos servicios públicos.
Pero todas estas reformas se
vieron paralizadas por la muerte de
Canalejas a manos de un anarquista en 1912. El nuevo gobierno de Dato puso
en marcha la ley de mancomunidades pero sólo se constituye la de Cataluña.
2.-
Las fuerzas de la oposición. (resumido en letra más grande)
Al
margen de los partidos dinásticos, las fuerzas de la oposición se fueron
haciendo más fuertes.
El
republicanismo
Era la principal fuerza de
oposición y la minoría parlamentaria más numerosa pero tenía un problema, la
fragmentación en diversos grupos, Unión Republicana de Salmerón, Partido
Radical de Lerroux, anticatalanista y anticlerical. La Conjunción republicano
socialista en colaboración con el PSOE y el Partido Reformista con un gran
número de intelectuales.
Así
nace la Unión Republicana, para dar
homogeneidad al republicanismo de la mano de Salmerón y Alejandro Lerroux, que
consiguió ciertos éxitos electorales, acercándose a los nacionalismos
regionalistas de Cataluña, Galicia y Valencia.
Pero
esta orientación fue rechazada por un sector encabezada por Lerroux que funda el Partido Radical, de marcado carácter
anticatalanista con un discurso demagógico, anticlerical y supuestamente
revolucionaria.
El
republicanismo colaboró con el PSOE, creando la Conjunción republicano-socialista con cierto éxito electoral.
También
de carácter republicano, el Partido
Reformista de Melquíades Álvarez al que se unen intelectuales como Azaña y
Ortega y Gasset, pero nunca llegó a ser una formación muy numerosa.
Los
nacionalismos: Cataluña y País Vasco.
En
Cataluña surgen varios partidos: la Lliga Regionalista de carácter conservador, republicanos como el Centre Nacionalista
Republicana y la Unió Federal Nacionalista Republicana.
Como
coalición electoral Solidaridad Catalana. Otros como el Partit Republicá Catalá
y Lliga regionalista, el Estat Catalá y Esquerra
Republicana entre otros.
o
la Lliga
Regionalista de carácter conservador de Prat de la Riba y Francesc Cambó.
También se fue desarrollando un catalanismo republicano con el Centre Nacionalista Republicana y la Unió
Federal Nacionalista Republicana.
o
Como reacción al anticatalanismo del
gobierno liberal, se constituye la coalición electoral Solidaridad Catalana que agrupa a catalanistas, republicanos y
carlistas.
o
En 1917 se crea el Partit Republicá
Catalá de Marcelino Domingo
o
En 1922 surge de la separación de la
LLiga Regionalista, el Estat Catalá, dirigida por Francesc Maciá.
o
Y en 1933 Esquerra republicana de
Catalunya
En el País Vasco
El nacionalismo estuvo marcado
por las disputas sobre los aspectos que debían destacar en este grupo: independentismo,
autonomismo o catolicismo. El PNV pasa a llamarse Comunión Nacionalista Vasca
de la que se escinde la Acción Nacionalista Vasca. Llega incluso a tener un
sindicato propio.
En
1916 el PNV pasó a llamarse Comunión Nacionalista Vasca de la que se escinde
Acción Nacionalista Vasca de carácter republicano.
Aunque
fragmentados el nacionalismo se vio
favorecido por el gran auge económico vasco. A partir de 1917 empezó a tener
una representación parlamentaria notable.
En
1911 el PNV crea su propio sindicato de confesionalidad católica, Solidaridad
de Obreros Vascos (ELA-STV)
La
derecha antiliberal: el carlismo.
En los primeros años del siglo XX
el carlismo seguía vivo. Pero el fallecimiento del pretendiente y la sucesión
en su hijo don Jaime de Borbón, generó disputas y disidencias dentro del
partido. De él se escinden el Partido Tradicionalista de carácter germanófilo y el Partido Nacional o Integrista
extremadamente conservador. En 1931 las
tres fuerzas, carlistas, integristas y tradicionalistas se unieron en un solo partido, Comunión
Tradicionalista.
A
raíz de la I Guerra Mundial un grupo se
manifestó germanófilo y fundó el Partido Tradicionalista de Juan Vázquez de
Mella. También se escindió el Partido Católico Nacional o Integrista, con una
visión extremadamente conservadora.
Los
apoyos de estos grupos están en Navarra, el País Vasco y Cataluña, y otras
zonas como Sevilla y Huelva. Ambos grupos tuvieron representación en el
Parlamento.
Desde
1917, la derecha antiliberal reclamaba la necesidad de una dictadura que
impusiese el orden social, por lo que apoyarían a Primo de Rivera.
La oposición obrera.
Socialistas,
partido y sindicato.
Al comenzar el siglo XX el
partido aún tenía una fuerza relativa, pero sus solidas bases le permitieron un
progresivo crecimiento. Sus directrices
eran muy marcadas: la organización debía preservarse por lo que no llevaron
a cabo grandes acciones revolucionarias; no podían aliarse con los
grupos burgueses, para preservar su identidad y diferenciarse de ellos y
su principal objetivo era la
representación parlamentaria, ya en 1910 Pablo Iglesias consiguió un acta
de diputado.
En lo que respecta a su
sindicato, su crecimiento fue aún mayor. Era partidario de la acción
política para conseguir reformas sociales y laborales, defendiendo la
participación de representantes obreros en los organismos estatales. En
cuanto a su organización se basaba en la federación, a escala local y
provincial, de sindicatos de oficio.
A
partir de 1917 el sindicalismo socialista empezó a crecer, sobre todo en
Madrid, País Vasco, Asturias, Andalucía y algo menos en Levante.
La vinculación PSOE y UGT fue
muy estrecha y sus dirigentes frecuentemente militaban en ambas
formaciones. En 1918 Julián Besteiro, Fco. Largo Caballero e Indalecio Prieto
consiguieron acta de diputado. Sus nuevos dirigentes eran partidarios del
parlamentarismo y de una práctica política reformista y moderada.
El
estallido de la Revolución rusa provoca una escisión en el socialismo,
partidarios del bolchevismo fundan en 1921 el Partido Comunista de España PCE,
con núcleos activos en Vizcaya y Asturias.
Anarcosindicalismo:
CNT
El anarquismo tiene presencia en
Cataluña, Andalucía, Aragón, Asturias y Levante. En 1907 se crea Solidaridad
Obrera, una federación de asociaciones de trabajadores de carácter
apolítico, reivindicativo y favorable a la lucha revolucionaria. Contaban
con prensa propia, Tierra y Libertad y Solidaridad Obrera, que impulsa en 1910
la fundación de la Confederación Nacional del Trabajo CNT con el objetivo de
extenderse por toda España y dar estabilidad al sindicalismo anarquista.
La ideología de basaba en tres
principios básicos: la independencia del
proletariado frente a la burguesía y sus instituciones (Estado) por lo que
se declaraban apolíticos; la necesidad
de la unidad sindical de los trabajadores y la voluntad de derribar al capitalismo mediante la expropiación a los
burgueses. La acción revolucionaria debe llevarse a cabo mediante huelgas y
boicots hasta llegar a la huelga general revolucionaria.
La
CNT tuvo altibajos, fue incluso prohibido desde 1911 hasta 1914. Durante la I
Guerra Mundial colabora con la UGT en la huelga general revolucionaria de 1917.
El
número de sus afiliados aumenta considerablemente, con grandes líderes como
Salvador Seguí, Ángel Pestaña y Joan Peiró. En los congresos del 18 y 19 se
toman acuerdos importantes como la creación de los Sindicatos Únicos de la Industria,
para sustituir a los viejos sindicato de oficio; se reafirma su apoliticismo y
la necesidad de la negociación directa entre obreros y patronos, sin la
intervención de fuerzas políticas o de representantes del Estado.
3.- De la Semana Trágica a la huelga
revolucionaria 1909-1917
El régimen de la Restauración fue
incapaz de solucionar los conflictos sociales, agravándose a partir de 1909.
El conflicto
colonial de Marruecos
España
había afianzado su presencia en el Norte de África. Desde 1906 tras la Conferencia de Algeciras y el posterior Tratado
hispano francés de 1912, se había
establecido un protectorado entre ambos países en la zona de Marruecos.
España
estaba presente en la zona montañosa de
El Rif, donde tenía la obligación de pacificar y organizar dicho territorio. Su interés
se basaba tanto en los posibles
intereses económicos como en el deseo de restaurar el prestigio del ejército español tras el desastre de
Cuba convirtiéndose de nuevo en una potencia colonial.
Sin embargo los ataques
rifeños organizados en cabilas (Tribu
de beduinos o de beréberes) fueron constantes. De hecho, en
1909 derrotaron a los españoles en el
Barranco del Lobo, ocasionando muchas bajas.
El
Estado plantea aumentar allí el numero
de sus efectivos, por lo que llama a
los reservistas, muchos de ellos casados y con hijos lo que provoca un
importante movimiento de protesta
popular.
La
semana trágica.
La movilización contra a la guerra
se inicia en el puerto de Barcelona el 18 de julio de 1909 durante el embarque
de las tropas. El 24 se forma un comité de huelga donde participan
republicanos lerrouxistas, socialistas y anarquistas que llamaron a la huelga general el 26.
Pero la huelga se
convierte en revuelta popular que supera
su objetivo inicial y termina siendo un
estallido espontáneo de las tensiones sociales acumuladas. Los incidentes callejeros aumentaron, se
levantaron barricadas, se
enfrentaron con las fuerzas de orden público, desarrollándose un fuerte sentimiento anticlerical que finaliza
con el ataque e incendio de numerosos centros religiosos.
El gobierno responde, declarando el Estado de guerra y enviando
refuerzos para reprimirlos. El número de muertos y heridos radicaliza el
movimiento insurreccional, pero la falta
de dirección y coordinación política
desemboca en acciones incontroladas de grupos que no tienen objetivos
claros.
La
situación se controla el 2 de agosto. Maura lleva a cabo
una dura represión posterior, siendo
los Tribunales Militares los que
llevan a cabo los procesos penales. Se realizan 216 Consejos de Guerra que
afecta a 1700 personas con 17 condenas
de muerte, aunque sólo se ejecutan a 5.
Entre
ellos está Fco. Ferrer Guardia pedagogo anarquista,
fundador de la Escuela Moderna. Ferrer no
había participado en las revueltas, pero la necesidad de dar un castigo ejemplar ante el carácter
anticlerical de las manifestaciones, hizo efectivo su ejecución.
La represión
gubernamental levantó una oleada de
protestas debido a su arbitrariedad. Maura tuvo que hacer frente a duras
criticas que llegaron a pedir su dimisión, a las que se suman campañas internacionales de denuncia
que con el lema “! Maura, no!, llevan a Alfonso
XIII a llamar a los liberales para formar gobierno.
El impacto de la Gran
Guerra
En
julio de 1914, durante el gobierno conservador de
Dato se produce el estallido de la guerra que enfrenta a los estados centrales
(Alemania, Austria-Hungría e Italia) contra los aliados (Gran Bretaña, Francia
y Rusia)
España
se mantuvo neutral, evitando el grave descalabro que
hubiera supuesto la guerra para el país. Esta situación le permite beneficiarse económicamente de la guerra,
ya que exportaría productos agrícolas e
industriales, que los contendientes pagaban a precios muy altos dada su escasez, catalanes y vascos hicieron
grandes negocios.
Pero al orientarse la producción a la exportación,
los precios interiores también subieron mucho y esta situación no fue
paralela a la subida de los salarios. Así las clases populares sufrieron las consecuencias, subida de los
productos alimenticios básicos y de los combustibles.
Las condiciones de vida
empeoraron lo que llevó a una gran conflictividad
social, que desembocaría en una gran manifestación
de protesta en la huelga del verano de 1917.
Este año fue de gran conflictividad en toda Europa. En
febrero había caído el zarismo y en octubre se producía la revolución
bolchevique de la mano de Lenin.
Es España el sistema
político de la Restauración había
entrado en crisis (necesidad de reformas, crisis del turnismo) el descontento militar y la conflictividad social derivaron en una protesta generalizada contra el gobierno
en la que participan los partidos no dinásticos, los militares y las
organizaciones obreras.
La
protesta militar
El
ejército tenía un excesivo número de oficiales
en relación a los soldados, esto se debía a que los ascensos se obtenían por méritos de guerra, lo que beneficiaba a
los africanistas en detrimento de
los peninsulares. Además la situación económica inflacionista bajaba el valor
de los ya bajos sueldos militares.
Los descontentos se inician entre los
soldados de baja y media graduación,
que forman las llamadas Juntas de
Defensa, asociaciones militares que se extienden por toda la península (la
primera nace en Barcelona). Reclaman aumento
salarian y la reforma de los ascensos, reivindicando la antigüedad como
único criterio. En el manifiesto de 1917 culpan
al gobierno de los males del ejército y piden una renovación política basada
en el regeneracionismo.
El
gobierno cede a las demandas de las Juntas, cuya actividad
fue tolerada. Esta situación hizo creer a
las fuerzas de la oposición de que el ejército se sumaría a las peticiones de
renovación política.
La
crisis política.
El gobierno conservador
de Dato había sido sustituido en 1916
por el liberal del conde de Romanones que continúa con las viejas prácticas
de corrupción política. Debido a las quejas, cierra las Cortes en julio de 1916.
En abril del 17 Dato volvió a asumir la jefatura de
gobierno. En junio de ese mismo año, un grupo de diputados de la oposición exige la reapertura de las
cortes. El gobierno se negó y
declara el Estado de Excepción, aumentando la censura de prensa.
Como reacción y aprovechando la crisis por la protesta
militar, a iniciativa de la Lliga Regionalista se organiza en Barcelona una Asamblea de Parlamentarios catalanes (5 julio
1917) que pide la formación de un gobierno
provisional, convocatoria a Cortes constituyentes, la reforma del sistema político
y la descentralización del Estado.
La Asamblea convoca una
reunión de diputados y senadores, pero de 760 sólo asisten 71, en su mayoría
catalanistas, republicanos y socialistas. El gobierno prohibió la convocatoria que se celebra el 19 de julio
siendo disuelta por la Guardia Civil.
Este
movimiento no tuvo continuidad y desapareció sin conseguir nada.
Los monárquicos no lo apoyan, los regionalistas y grupos de izquierda no llegan
a un acuerdo, mientras que las Juntas de Defensa tampoco les otorgan su apoyo.
La
huelga general revolucionaria.
En marzo de 1917 las centrales sindicales CNT y UGT firman un manifiesto conjunto en el que exige al gobierno que
actúe para contener los precios ante la amenaza de una huelga general.
En agosto de 1917, la UGT con
el apoyo del PSOE hace un llamamiento a la huelga general. La protesta tuvo un carácter político y
revolucionario reclamando el fin de la
monarquía, la formación de un gobierno provisional, la convocatoria a Cortes y
el paso a un sistema republicano.
La huelga tuvo una incidencia desigual, ya que apenas si
participaron los sectores campesinos. En lugares como Madrid, Barcelona, País Vasco y Asturias se llegó a paralizar la vida
ciudadana.
El gobierno llevó a
cabo una dura represión con la Ley
Marcial, enviando al ejército a
sofocar el movimiento. Hubo más de 60 muertos, dos centenares de heridos y
unos dos mil detenidos. La huelga
general fracasó y no consigue grandes apoyos, pero tuvo enormes consecuencias: debilitó el sistema, demostró su brutalidad y radicalizó a la
oposición.
4.- La descomposición
del sistema 1917-1923
Entre
1917 y 1923 el gobierno fue incapaz de llegar a cabo reformas,
mientras que el sistema se iba descomponiendo.
El sistema de la
Restauración entró en crisis debido a los nulos
deseos de renovación política de los dirigentes dinásticos y de la fuerte
heterogeneidad y debilidad de la oposición.
Los
partidos políticos, sin líderes claros, se fragmentaron
lo que hacía imposible alcanzar mayorías parlamentarias para conformar gobiernos
estables. Frecuentemente se recurría a
gobiernos de concentración. El más importante fue el Gobierno Nacional de Maura en 1918 en la que participan líderes
dinásticos y regionalistas catalanes. Pero las diferencias imposibilitan al
gobierno a realizar reformas
Tras el fracaso de los gobiernos de
concentración, se vuelve al turno
dinástico, entre 1918 y 1923 hubo 10 cambios de gobierno ninguno de más de
un año de duración. Del 19 al 22 gobierno conservadores y después de nuevo, los
liberales. Pero a pesar de recurrir al
fraude electoral ningún gobierno tuvo mayoría para gobernar y se tuvo que
utilizar frecuentemente la suspensión de garantías constitucionales y la
clausura del Parlamento.
Conflictividad obrera y
pistolerismo
Los
años posteriores a la Guerra Mundial fueron de gran conflictividad.
Los grupos revolucionarios pusieron sus esperanzas
en el éxito de la revolución bolchevique en la Unión Soviética. Además el final del conflicto produce un cambio drástico en la situación económica
ya que hubo que descender la producción y eso lleva a un aumento del paro y subida de los precios, lo que llevó a la
movilización obrera y un gran desarrollo
del sindicalismo.
En
Cataluña fue donde la huelga se hizo notar más.
En 1919 se había iniciado la huelga en La Canadiense, suministradora de
electricidad a gran parte de Barcelona, que consigue paralizar un 70% de la industria. La huelga duró un mes y medio y
acaba con un acuerdo entre
huelguistas y patronal. Pero el incumplimiento
de la promesa de liberar a los detenidos reanuda la huelga y la patronal
contesta con el cierre de empresas, reprimiendo duramente a los sindicatos.
En
Andalucía, las quejas del campesinado dan lugar al “trienio bolchevique”
(1918/1921). Anarquistas y socialistas promovieron revueltas campesinas que denuncian las condiciones de vida, los
salarios bajos y el “hambre de tierras” crónico de Andalucía. Así se quemaron
cosechas, se ocuparon tierras y hubo muchos pueblos controlados por los comités
de huelga. Córdoba fue la zona central del movimiento campesino, a la que
se sumaron otras provincias andaluzas, manchegas y extremeñas.
La
declaración de Estado de guerra, la ilegalización de las organizaciones obreras
y la detención de sus líderes ponen fin a la rebelión.
Sin embargo la conflictividad social siguió aumentando
llegando a posturas radicales sobre todo en Cataluña. Los patronos para detener a los sindicatos, establecen la Federación
Patronal contratando pistoleros a sueldo para asesinar a los dirigentes obreros,
llegando incluso a cerrar empresas. Además fundan el Sindicato Libre, que
fomentan acciones violentas contra los anarquistas.
Algunos
grupos vinculados a CNT llevan a cabo un activismo de carácter violento,
atentando contra autoridades, patronos y fuerzas del orden
En
Barcelona la actuación de la Federación Patronal protegió a los pistoleros de la
patronal y llevó a cabo una dura represión
de los sindicalistas, poniendo en práctica la Ley de Fugas, según la cual la policía podía disparar contra los
detenidos en caso de fuga.
Esta situación dio
lugar a la etapa del “pistolerismo”
(1916/1923) en la que hubo más de 800 atentados con un total de 226
muertos. Entre ellos, Dato, presidente del gobierno a manos de un cenetista o
Salvador Seguí, dirigente sindical.
A partir de 1920 se
inicia una nueva crisis, esta vez en Marruecos,
en la zona oriental del protectorado, en torno a Melilla, donde las tropas
rifeñas hostigaban constantemente al ejército español.
Esta
zona tenía un escaso valor económico
ni siquiera para las compañías mineras, que inicialmente se establecieron allí. A las clases populares tampoco estaban a favor de la guerra, mientras que
el ejército estaba dividido a causa
del sistema de ascensos por méritos de guerra. Por tanto los interesados en esta empresa eran los
llamados “africanistas” muy vinculados a la corona y a Alfonso XIII.
Un año después se intentan varias operaciones para controlar a los
rebeldes, nombrándose al general Silvestre, afín a Alfonso XIII y
partidario de atacar a las cabilas rifeñas. Silvestre inicia una ofensiva que acaba en un verdadero desastre, el
ejercito fue derrotado en Annual, donde se perdió el territorio ocupado y se
produjeron 13.000 bajas.
La
derrota del Annual produjo una enorme
indignación pública y originó un intenso debate sobre la deficiente
organización y preparación del ejército español. Los soldados no tenían suficiente preparación militar, desconocían el terreno y no
tenían interés en la expansión colonial, incluso el propio Silvestre llevó a
cabo la operación con torpeza y desconocimiento.
El gobierno y la
administración colonial en Melilla fueron acusados de negligencia y corrupción.
La investigación de la derrota se encargó a una comisión que elaboró el informe
llamado “Expediente Picasso” donde
se revelaban cuestiones graves e incluso la vinculación del propio rey en la
mala gestión del tema marroquí
En
1923 inmersos en una grave tensión social y con un gobierno inestable, el
anuncio de que el caso del Annual sería discutido en el Parlamento para pedir
responsabilidades, movilizó a sectores del ejército y de la derecha, que creían
que la solución a la crisis estaba en una dictadura militar. El documento
apenas si se discutió en el Parlamento, a ello se opuso el ejército, el sector
conservador y el monarca.
El
intento de impedir que el informe se difundiera y debatiera fue el detonante
que llevó a Primo de Rivera a realizar el golpe de Estado para poner fin al
sistema parlamentario.